Capítulo 15

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El reflejo de un río llama mi atención, eso significa que estoy muy cerca. Ando durante veinte minutos más y llego al castillo rodeado de muros.

"Vamos a empezar".

Me deslizo por los jardines de adentro. Anat me envió las entradas por las que puedo pasar sin ser detectada. La enredadera del castillo va directo a una ventana abierta, así que empiezo a subir.

Pongo el primer pie en la enredadera y me impulso con las manos. Intento no mirar al suelo, no desconcentrarme, un paso en falso y todo se va abajo.

Las enredaderas no son muy fuertes y cuando cojo otra rama se rompe en mis manos. Con suerte no aflojo el agarre de la otra mano para no caer al vacío.

Llego al pie de la ventana y veo al hombre que estaba buscando. A veces la suerte y Satán se unen para hacerme favores al parecer.

Está follando con alguien y está de espaldas a la ventana abierta. Voy con pasos cuidadosos, sin hacer mucho ruido, los gemidos de la mujer amortiguan el olor a acero inoxidable y saco mi catana.

Le atravieso la garganta con la catana. Está a medio vestir y yo no voy a tocar nada de su cuerpo. La mujer intenta gritar, pero le tapo la boca con mi mano.

Le hago un gesto con el dedo de silencio y ella acata. Al menos no es tonta, ella no quiere morir. La ropa negra está manchada de sangre y el capo de la mafia italiana está tirado en el suelo lleno de sangre y mirándome con terror.

No sé ni cómo sigue vivo, pero me da igual, yo tengo que terminar lo mío. La mujer intenta coger un móvil y le hago un corte en toda la garganta.

El cuerpo de ella me da igual, me concentro en el capo. Llevo mi catana por debajo de donde queda su corazón y corto ahí. Sale mucha sangre y hago tres cortes más para conseguir sacar el corazón.

Corto las arterias y me llevo el corazón. El cuerpo del jefe de la mafia italiana tiene un agujero en el pecho. Me encojo de hombros y cojo cualquier cofre para meter el corazón.

Lo dejo en la mesa que hay en su habitación y me acerco al escritorio para escribir unas palabras. Les aviso y dejo la carta al lado del corazón.

Salgo de la habitación y cierro a mi espalda, pasa una sirvienta y antes de que me vea entro a una habitación cualquiera del pasillo largo y oscuro.

Suelto el aire que tenía contenida y pego la oreja en la puerta, para escuchar si han abierto la habitación del capo.

—¿Quién eres?— me susurran por detrás me doy la vuelta y su cuchillo queda en mi corazón y mi daga en la espalda justo por detrás de su corazón. La habitación está oscura, pero la luz de la luna me deja verlo.

No respondo, me deja más impactada su rostro. Hijo de puta. Mil veces bastardo hijo de puta.

—Responde— me aprieta más el cuchillo y yo más mi daga. Me mira más de lo debido en mis ojos

Los gritos de afuera nos interrumpen, me lleva a su cama y se tumba encima de mi. No entiendo lo que pasa hasta que una mujer entra a la habitación, él me tapa con su cuerpo y su cuerpo se lo tapa con la manta.

—Hijo tu padre ha sido asesinado— dice tranquila la que supongo yo será su madre— Por favor ven a ver lo que pasa.

—Ahora voy, déjame antes vestirme— gruñe sin mirarla solo une su frente con la mía.

Ella cierra la puerta y él se levanta. No voy a esperar a que me mate, así que le doy con la rodilla en el estómago. Le doy un puñetazo le dejo aturdido intento irme por la ventana, pero me coge la muñeca y me estampa contra la pared.

Superstición KeinoxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora