Cuando sé que se ha ido vuelven a salir las lágrimas, salen a borbotones mientras que me tapo la boca para no hacer ningún ruido.
Vuelvo a escuchar la puerta y me alejo hacia la otra esquina de la cama, alejándome a toda costa de él.
—Soy yo— la caribeña entra y me mira con expresión seria, pero con ojos de lástima.
Nunca, pero nunca, en mi vida me habían mirado con lástima. Siempre me han mirado con rabia, miedo, envidia, y ahora creo que expreso lo que mi alma siente.
Las lágrimas vuelven a bajar de mis ojos y ella va hacia el cajón donde él saco las esposas y saca unas llaves.
Me quita la esposa y me ayuda a levantarme. Me lleva al baño y me quita el vestido, cada movimiento que hago, me hace mucho daño, ya que no estaba lubricada. Tira el vestido a la basura y llena la bañera, me desenreda el pelo y me ayuda a meterme en ella.
—No tenías que ayudarme— puede que se lo haya dicho él— Dile que podía limpiarme yo.
Me mira con un ceño fruncido, puede que pensara que le daría las gracias, pero no y eso puede que la extrañe.
—No me ha dicho nadie que venga. Pensé que acababas de subir cuando la gente se fue, pero escuche lo que decías y... Bueno la cosa es que entre y te ayude y nadie me dijo nada.
No tenía ganas de nada, no quiero hablar con nadie, solo quiero dormir y olvidarme de esto.
¿Es mucho pedir?
Acabo el baño y me lleva a mi cama, pero antes palpa mi tobillo, y lo mira evaluando cómo está.
—Solo tienes un golpe, un moretón en el tobillo, así que te lo vendo y de aquí a un par de días lo tienes recuperado— se va al baño y vuelve en menos de un minuto.
Me venda el tobillo con un poco de fuerza y me deja en la cama, me pasa un pijama largo y me visto sola.
Cuando acaba, se va alejando de la cama y se encamina a la puerta para irse, al llegar al pomo se gira un poco y me sonríe.
—No me he presentado, soy Aurora. Encantada de conocerte Hela.
No he dormido nada, no he podido cerrar ni siquiera los ojos, solo me llega el recuerdo de lo que pasó. Así que el resultado cuando me veo en el espejo son dos sombras debajo de mis ojos.
No me baño, y tampoco me arreglo, para que si no voy a salir de la habitación. Pasan unos minutos y llega Aurora con el desayuno que ni siquiera miro.
—Debes comer, no has cenado ayer y comiste muy poco en la cena. Así que come.
—Que forma tan amable de decirme que coma— le sonrío falsamente y me devuelve la sonrisa de la misma manera que la mía.
—Por orden de Rylan debo decirte que va a viajar por un par de días— su nombre me provoca un nudo en la garganta, ya que me trae recuerdos de ayer.
—Me da igual lo que haga.
—Pues deberías, ahora que no está él, estás desprotegida, aquí todavía tienes enemigos— a la mierda.
Se me ha olvidado ese pequeño punto. Justo al responder abren la puerta. Unos pasos se acercan y se posa frente a mí.
—Hola sobrinita— Olivia keinox, mira a Aurora y ella agacha la cabeza y sale casi corriendo de la habitación.
—¿Qué tal abuelita?— le sonrío y me levanto de la cama.
—Ahora más que bien.
Es lo último que dice cuando ocho hombres entran en la habitación y me cogen de los brazos.
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Superstición Keinox
RomanceDespués de todo lo ocurrido con Hera Keinox, llega un estado de calma, en el que nadie ataca a nadie. Por ahora, sin embargo como todo llega, todo se va incluida la calma. La pesadilla de Hera se vuelve realidad, teniendo una hija que es peor que el...