Me levanto de la cama, dejando su aroma en mi piel y la vista de su torso desnudo con pesar. Me voy al baño y me ducho, y me visto ahí. Al salir de la ducha él ya no está. La duda se posa en mi corazón, si me ha dejado después de ayer no le volveré a hablar jamás.
Me visto rápido para ver si se ha ido, mi enfado crece cuando lo llamo y no responde.
"—Julieta es reservada y fría ahora que he comprobado como es Hela— suelta un poco de aire antes de seguir escuchando su voz— Ya no me gusta Julieta, ahora quiero a Hela— vuelve a suspirar, me da la sensación de que todos sus sentimientos lo están devorando, pero no me muevo al saber que puede que esté soñando—Te quiero Hela, y eso es lo que me da más miedo. Saber que puedes hacer conmigo lo que quieras, porque por ti mato, torturo y me convierto en un monstruo, no sabes el poder que tienes en mí. "Por que si no eres el amor de mi vida, diré que me equivoque de vida, pero jamás de amor".
Esas palabras vuelven a repetirse en mi cabeza, porque sé que solamente mi cerebro arrojo esas palabras, no sé porqué, pero estoy segura de que él no dijo eso. Salgo de la habitación con rabia, enfado, y un tinte de desesperación y desilusión. Paso de habitación en habitación de la planta de arriba.
Por favor, por favor. No me dejes tú también sola.
Mi corazón empieza a apretarse contra mi pecho, con espinas que se clavan más cuando siento que se ha ido, que lo de ayer fue un sueño, un anhelo de mi cabeza por algo que no sea frío por una vez en mi vida.
Bajo las escaleras con un nudo en mi garganta. Llego a la habitación donde está Lilith, la puerta está entre abierta y la voz de Alek me hace sonreír como una idiota y suelto aire con alivio, sabiendo con certeza que él me importa más de lo que dejo ver.
—Mi ama de llaves a traído leche de primera calidad y lo ha calentado de una forma perfecta para la sobrina de Hela, tu desayuno hoy será como un manjar y solo por ser su sobrina— la risa de Lilith inunda la habitación— Entre nosotros, como los buenos mejores amigos que somos. Tu tía está un poco, ya sabes— hace un gesto con la mano llevándoselo a la frente— Un poco loca.
Lilith se lo pasa bomba con las expresiones que Alek hace con la cara, mientras habla de mí.
—Pero que quede entre nosotros, ella está loca, pero a mí me vuelve loco. Cuando seas mayor todos los hombres estarán como locos detrás de ti, a pesar de que hay algo oscuro en ti— Lilith suelta a reír— Tú serás la pesadilla de todo hombre y créeme si te corre por tus venas sangre Keinox, serás increíble. Para eso falta mucho y como tu mejor amigo auto proclamado como tal, tendré que supervisar todos tus pobres pretendientes— un pedo de Lilith hace que por poco suelte una carcajada— Es hora de un cambio.
La coge en brazos y la lleva a la cama que hay enfrente de su cuna. De la pequeña mochila que traje ayer saca talco para bebés, toallitas, y una crema. Le quita el pañal maloliente y lo cambia por otro.
Todo lo hace dándome la espalda sin darse cuenta de que yo estoy detrás de la puerta medio abierta. Lilith deja de mirar a Alek por un momento y su mirada pasa de él a mí, sin embargo su mirada me inquieta, porque no sonríe, solamente pasa su mirada a la mía, como si ya supiera que estaba ahí, antes siquiera de llegar a la puerta.
—Bueno, aunque la leche sea de diez, no es leche de los pechos de tu tía, esos montículos de carne parecen drogas. Por muy mejor amiga mía que seas, los pechos de tu tía son míos— la risa vuelve a los labios de Lilith, olvidándome de esa inquietud y deja de mirarme para contemplarlo.
Al girarse Alek se sorprende un poco, pero su sonrisa socarrona se le dibuja en la cara. Enarca una ceja antes de hablarme.
—Era una charla de mejores amigos. ¿Cuánto llevas escuchando?— me pregunta y frunzo las cejas.
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Superstición Keinox
RomanceDespués de todo lo ocurrido con Hera Keinox, llega un estado de calma, en el que nadie ataca a nadie. Por ahora, sin embargo como todo llega, todo se va incluida la calma. La pesadilla de Hera se vuelve realidad, teniendo una hija que es peor que el...