Capítulo 23

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Me alejo del edificio y me acerco al callejón. Me pongo mi vestido de nuevo, guardo el vaso que he usado y me voy a mi casa.

Ahora falta la otra parte del plan. Al llegar al umbral de casa, me doy el placer de respirar profundamente.

Antes de llegar a casa le pedí a Ethan que tuviéramos una reunión los tres, aún que papá estuviera dormido o borracho que lo llevará al comedor.

Abro la puerta y como le pedí a mi hermano, lo ha hecho al pie de la letra. Me acerco al comedor, al parecer mi padre ni estaba dormido ni está borracho.

Los saludo con la mano y con una sonrisa triunfante. Ellos me miran con curiosidad y me poso al frente de la mesa.

—He matado al coronel— les digo.

Ethan abre la boca asustado y papá me mira con una comisura alzada en sus labios.

—He ganado, ya soy coronel.

—Pensaba que me habías pedido apagar las cámaras porque no querías que se dieran cuenta de tu aventura con él.

—Era un cerdo. No he dejado pistas, así que ahora te toca entrar en acción— le señalo a mi padre.

—¿Qué quieres que haga?— me pregunta interesado.

—Que me presentes como tu hija en una reunión y como coronel. Será dentro de dos días.

—Bien.

—Hablaré con otras personas para que sean nuevos capitanes y tendré que buscar nuevo general. La presencia del antiguo coronel puede pasar desapercibida por un día.

No digo más, solo me voy hacia mi habitación. Me siento en mi escritorio y examino otra vez las fechas de mis antepasados y sus facciones.

Hay algo raro. Abro el diario que me lleve del cuarto de Kaede mi bisabuela y leo. Leo. Leo y leo.

Comenta muchas cosas interesantes y cosas que me dejan impactada.

Satán dime que lo que estoy leyendo sea mentira.

Suplico mientras sigo leyendo. Su último día escribió una nota de despedida hacia mi madre.

Al parecer le tenía bastante apego y en el cuaderno habla mucho de ella. No aparecen más cosas de su último día, ella sabía que iba a morir, por eso hizo un mecanismo para guardar sus secretos.

Y vaya secretos, lo que no entendía aún es porque la mataron. Ella dice que mi bisabuelo se había cansado de ella, pero, ¿por qué ahora?, ¿por qué no antes?.

La cabeza no me da para pensar más, solo me tiro a la cama y duermo.

Me despierto con la alarma del móvil. Me cambio de ropa con pantalones de cuero y una camiseta de tirantes negra.

Bajo rápido y no voy a la cocina, me voy directamente a la moto, con la emoción de que pronto me darán las medallas de coronel.

Voy a la central y subo a mí, despacho, tengo todavía trabajo, además que me tengo que ocupar de hacer llamadas importantes.

Miro los próximos generales, pero ninguno me convence. Necesito a alguien que yo pueda manipular o tenerlo como un títere para poder usar sus cuerdas, Ethan no creo que vaya a poder con ser general ahora que lo pienso, es demasiado bueno, y necesito alguien diferente.

Sigo con mis cosas, dos golpes en la puerta me hacen clavar mi vista en la puerta.

—Pasen.

Entra Matthew, él me mira y yo me concentro en mis papeles. Sé que le carcomen las ganas de pedirme disculpas, pero antes empezará a soltar disparates.

Superstición KeinoxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora