Capítulo 70

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El silencio reina en el funeral de Anat, ya no hay lágrimas, sólo mentón en alto, con todas las miradas que me culpan a todos lados y Ian al lado de la tumba de Anat. Alek lleva todo el día a mi lado, no ha dicho nada y yo tampoco he comentado nada. La llegada de Raine y Akila hacen que los murmullos incrementen y en vez de silencio haya unos murmullos constantes.

Ethan y papá están hablando con el cura y esté para y me mira. Todos creen que fue mi culpa el que el operativo fuera tan malo, las personas que estaban ahí no actuaron a tiempo o porque no despejamos esa zona antes de hacer nada. Yo no me molesto en contestar las acusaciones y las preguntas que se hacen.

Solo miro las fotos de ellos, los dos con caras serias e inexpresivas. El cura pide a las personas que no sean familiares que dejen a la familia de los difuntos solos para poder despedirnos bien.

La sala queda vacía en segundos, solo estando Henry, Marcus, papá, Ethan, Akila, Raine, Alek y yo. Las miradas acusadoras de mis tías no se hacen esperar y el puñetazo de Akila me hace perder el equilibrio y recomponerme rápido.

—Todo es por tu culpa, por si te lo preguntabas— intenta darme otro puñetazo, sin embargo la mano de Alek lo para.

—Basta.

—Se merece más que un golpe, zorra de mierda— las lágrimas de Akila bañan su cara y yo me mantengo callada— Maldita la hora en la que te parió Hera.

—Dejémonos de estupideces— habla Ethan— Ella murió para salvar a su sobrina, nadie la obligó.

—Lo hizo para dejar de sentirse culpable. Alejaos de ella, cada persona que se involucra con ella muere, y bastante mal habéis parado vosotros— mira a Ethan a papá y a Alek— Uno tiene problema con el alcohol y no olvida a su mujer, el otro tiene una hija cuyos ojos son del demonio y él otro está igual o peor de tocada que ella. Marcus aléjate de ella, o acabarás igual que Anat, Henry hizo una sabia decisión— se acerca a él y le coge de la mano.

—Akila— mi voz sale rasposa, todos llevan su atención de ella a mí, llevo unos día sin hablar y casi pensaba que no me saldrían las palabras— ¿Desde cuando Anat sabía que el hermano de Hiroshi es el verdadero padre de Olivia?. ¿Desde cuando supo Anat que no eras la hija verdadera de Olivia?

La confesión que llevo atascada desde hace mucho tiempo, por fin es un peso menos en mi espalda y parece que puedo respirar bien. Todos se miran, esperando que diga que era una broma, pero no lo es y por muy impactante que fuera es la verdad. El que no tenga los ojos ni siquiera motas violetas en sus ojos, me dio una pista, el que no se parezca a ninguna de las hermanas me dió otra pista. Aún así pensaba que había hermanos que no se parecían, mientras trabajaba con ella, recogí pruebas de ADN y las llevé al laboratorio.

Los resultados me afirmaron de quién se trataba. En el diario de Kaede, se lee que ella tuvo una aventura con el hermano de Hiroshi, ella explica las mentiras que tuvo que decir y como se entregó a Hiroshi para que pensará que era su hija. Después de un tiempo en la que todo iba bien, la mejor amiga de Kaede le explica todo a Hiroshi y es cuando mata a su propio hermano. Kaede supo que ni su familia, ni el poder que ella tenía le iba a salvar de la muerte, aparecen escrituras hablando de mi madre y luego muere.

—Es mentira— el jadeo de ella, la hace derrumbarse.

—¿Por qué mentiría por algo así?. Hazte una prueba de ADN y me avisas si es mentira.

Me voy de la sala, dejando a todos ahí pensando en cómo descubrí todo. Me voy rápido para que nadie siga mi rastro y subo a la azotea.

La azotea de la casa es preciosa, y más cuando tienes una botella de Jack Daniel 's en tu mano y el atardecer ante tus ojos. Tuve que encargarme de la casa de Ian y el penthouse que le deje, ya no queda nada de él, tampoco tenía familiares, así que enterré sus cosas al lado de su tumba, por si en el más allá echará de menos su bata de seda roja.

Superstición KeinoxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora