Capítulo 68

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Salgo de casa a por mi moto. Voy a la central y las cámaras no paran de tirar flashes, entro rápido a la central dejando preguntas en el aire.

Hoy tengo una ronda con la prensa, necesitan respuestas para que todo esté como antes. Me pongo mi uniforme de coronel con todas las medallas que he ganado.

Me preparo para la rueda de prensa y contesto lo que me preguntan. Cuando ya no sientes nada, sientes que eres una cáscara vacía, sientes que no tienes nada que perder y contestas por inercia.

—¿Entonces Alemania está en guerra?— me pregunta una pelirroja.

—No, la central Alemana está en guerra y los ciudadanos estarán protegidos. Tenemos que erradicar con la hermandad y eso será pronto.

No contesto más preguntas, me levanto con la amenaza tirada a la hermandad. Pronto sabré dónde están, con ayuda de la yakuza y mía.

Me pongo a pensar, dijeron que tenían muchos sitios para reuniones, me mandaron un mensaje con los sitios. Me pongo a buscar y me lleva toda la tarde.

Me pongo con labores investigativas y pido unas pastillas para intentar dormir. Sigo en lo mío hasta que a las cinco de la mañana recibo una llamada anónima. He esperado la llamada todo el día.

Ahora que no está Rylan que era el que más dinero tenía y más poder. Ellas tres no tienen ni la mitad de lo que yo tengo, por eso no pueden ganar está guerra. La amenaza directa las ha hecho recapacitar.

Cojo la llamada y espero que hablen en la otra línea, la espera no es muy larga y el carraspeo es lo primero que se escucha. La tensión es palpable en cada esquina de la habitación.

—Hela, un gusto saber de ti— sonrío tranquilamente.

—Lo mismo digo, ya empezaba a pensar que de verdad pensabais que estaba muerta— la respuesta deja un silencio que dura unos segundos.

—Ya sabes que con Rylan nada se sabe— suelta una risa nerviosa— Pero no sabemos nada de Rylan y pensamos que a lo mejor tu sabrías algo, era él el que te quería dentro de la hermandad.

—¿Desde cuándo Rylan me quería dentro?— le pregunto, a lo mejor él ya me tenía en la mira, mucho antes siquiera de ser yo teniente o capitana.

—Respondamos una pregunta cada una, ya nos conocemos y no quiero salir desfavorable, porque contigo nada se tiene claro. ¿Dónde está Rylan?.

—No estás en posición de exigir nada, Raisel— le comento con una voz fría— Responde lo mío y yo respondo lo tuyo, así funcionan las cosas conmigo.

—No me convence.

—Sabes qué no contestaré nada hasta que nos veamos, no te fías de mí y yo tampoco de ti. Vamos a vernos, de todas formas sigo dentro de la hermandad.

—Claro— no suena muy segura— Nos vemos en Alemania.

—Os espero mañana con ganas.

Corto el móvil y me encargo de la Yakuza, vendrá un grupo de veinte personas más Henry, Marcus con sus soldados más experimentados. Es muy tarde así que termino todo y me voy a mi habitación asignada en la central.

En la cafetería pido una botella de alcohol del bueno y subo a mi habitación. Las escaleras terminan y veo frente a mi puerta a la peor persona que podía ver. No es que lo que siento por él se haya olvidado de la noche a la mañana, pero la rabia y el enfado me carcomen.

—¿No te ha quedado claro lo de esta mañana?— no responde solo examina mi rostro y eso hace que me enfurezca más— Te estoy hablando.

—Se te cayo esto cuando chocaste conmigo— saca de su bolsillo un frasco pequeño de plástico con pequeñas pastillas— Tu padre está preocupado. Me ha comentado que ya no duermes.

Superstición KeinoxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora