Luna Llena

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Madame Pomfrey ayudaba a Remus por los pasillos para poder llegar hasta la enfermería, los muchachos esta vez no pudieron salir en ayuda porque Filch estaba dando rondas por los pasillos y ya era un tanto difícil explicar la situación de Remus como para intervenir por otros tres por lo que la enfermera insistió en que se quedaran en su sala común por lo que ambos dieron un pequeño sobresalto cuando se cruzaron con Sirius, eran las cinco de la mañana. Sirius los miró sorprendido y se acercó hasta ellos, la mirada de preocupación impregnada en sus ojos, pero al ver a Remus le cambiaron con verdadera alegría, aunque aún podía verse preocupado.

De pronto Remus fue consciente de la mala idea que era aquello, estaba echo un desastre, su cabello por todas partes, sangrando y sudando, estaba echo un asco y él allí tan perfecto y tan irreal. Lo que hizo a continuación lo hizo parecer menos real.

Tomó a Remus de Madame Pomfrey e iba a cargarlo, tenía toda la intención clara en su cuerpo, pero se detuvo a mirarlo y fue como si Remus hubiera podido leer su mente.

- No vas a cargarme como a una jodida princesa, soy un hombre lobo, respétame -.

Se esforzó en decir Remus tratando de que su voz no saliera tan temblorosa como la sentía y bien lo logró o bien Sirius optó por ignorarla porque lo que hizo fué reírse.

Sirius rió y negó. Se agachó un poco dando la espalda a Remus.

- Súbete - ordenó en lo que se acomodaba para aguantar el peso del chico, Remus lo miró horrorizado y ciertamente esta vez no pudo ocultar el sentimiento en su voz -.

- A tu espalda?

- Es así o al estilo princesa - resolvió Black encogiéndose de hombros -.

- Puedo caminar - aseguró Remus cuando claramente no podía, estaba de pie solamente porque Poppy lo sostenía y la verdad era que ya se estaba cansando -.

Sirius se levantó, lo miró, asintió y suspiró.

- Al estilo princesa entonces - resolvió acercándose a Remus quien comenzó a entrar en pánico otra vez -.

- Ok, ok, subiré a tu espalda, por favor déjame conservar el grano de dignidad que me queda.

Sirius le dió una gran sonrisa y se dió la vuelta nuevamente.

Remus aceptó porque en serio estaba mal y porque sabía que lo iba a cargar en sus brazos a la fuerza y no podría hacer nada al respecto por lo débil que estaba y Madame Pomfrey estaría encantada. Remus se subió en Sirius quién lo sujetó fuerte de las piernas, pero con cuidado, Remus se tomó de sus hombros con fuerza, tenía miedo de caer, pero lo cierto era que se sentía muy cómodo y, por alguna razón, protegido.

- A la próxima podría esperarlos en la entrada del colegio, solo tiene que avisarme - habló Sirius, dirigiéndose hacia la enfermera, quién abrió la boca para responder, pero fue interrumpida por Remus -.

- No abuses - trató de decir en tono de advertencia, pero salió como un susurro -.

- Solo quiero ayudar - explicó Sirius al levantarse,ñ con ridícula facilidad, era cierto que Remus era muy alto, pero era muy delgado -.

- Estás haciendo más de lo que deberías - Susurró Remus cansado y en serio tratando de evitar apoyar su cabeza en la de Sirius, pero se le estaba siendo inevitable recostarse en ese fuerte cuerpo y hundir su nariz en su sedoso cabello -.

- Cállate Remus, esto no es nada.

Cuando llegaron a la enfermería Remus estaba en las tinieblas del sueño, Sirius lo había llevado con sumo cuidado y el chico se había sentido adormilado desde que lo único que podía oler era el aroma del shampoo que el pelinegro usaba. Lo recostó con cuidado en la cama y se sentó a un lado.

RavenclawDonde viven las historias. Descúbrelo ahora