Mary

887 122 41
                                    

Remus había llegado un poco tarde al almuerzo pero daba igual ya que tenía media hora libre antes de Runas así que con paso tranquilo se dirigió a su mesa y apenas se hubo sentado alguien se sentó a su lado, no le hubiera tomado importancia si una corbata roja no hubiera aparecido en su campo de visión. Al voltear notó a una castaña realmente hermosa, con un cuerpo irresistible, sus ojos, castaños y grandes fingían dulce inocencia, sus largas uñas rojas sugerían otra cosa.

- Hola - susurró él, más por cortesía que por curiosidad-.

La chica sonrió amplio, como si el hubiera caído en una especie de trampa y mentiría si negara que se asustó un poco.

- Hola, eres Remus cierto? El amigo de Lily?

Él asintió no muy seguro de hacerlo, solo por no querer revelar información de ningún tipo.

- Oh! Eso es estupendo sabes? Ella me pidió que te dijera si podías prestarle tus apuntes de Herbología.

- Y por qué no vino ella misma?

- Se fué a la práctica de Quiddicht con James, ya sabes cómo son ellos ahora que están juntos.

Remus asintió contemplando a la chica. Hoy Gryffindor no tenía práctica, Ravenclaw había reservado el campo, le sonrió muy educado.

- Entonces no te preocupes, en lo que termine de almorzar, voy hacia allá, tengo algunas cosas que decirle.

La chica se tensó un poco pero de pronto sacó su arma secreta, sonrió de manera tan coqueta que si Remus no la hubiera tachado ya de depredador mentiroso hubiera caído rendido... Y si le gustaran las mujeres, claro.

- Acaso no confías en mí? - casi ronroneó acercándose al castaño, Remus no pudo evitar su impulso de alejarse, no estaba ni acostumbrado ni cómodo con el contacto físico, Lily y su madre, eran las únicas grandes excepciones-.

- Quién, en su sano juicio, confiaría en ti dulce Mary?

Sirius Black hizo acto de presencia con su elegante andar y hablar, se quedó de pie frente a Remus, del otro lado de la mesa, sus manos hundidas en los bolsillos de su pantalón y por alguna razón incomprensible, su presencia lo hizo sentir cómodo.

Se aseguró a sí mismo que era porque lo conocía de antes.

- Te está molestando? Lo lamento se escapó de la habitación de seguridad - le sonrió Sirius -.

Remus usó todas sus fuerzas para no reír, la chica se había puesto roja de ira mirando a Sirius como si asesinar con la mirada fuera posible. El pelinegro miraba sonriente a Remus.

- Sirius, querido, ya James te dió tus medicinas? - preguntó con tono dulce y Remus para parecer educado y detener un próximo calambre de mejillas, rió. Black no pareció enojarse-. Sabías que está medicado? Muerde y te pega la rabia, en serio.

- Pero muerdo muy bien  - comentó coqueto sin quitarle los ojos de encima a Remus, un rubor cubrió su rostro, ambos, Mary y Sirius, sonrieron-.

- Ok, voy a almorzar si no les importa, con su permiso.

Mary suspiró, su plan no había salido como ella había querido, en realidad no había afirmado otra cosa que no fuera la amabilidad y dulzura del chico y aunque no había dicho nada cuánto a Sirius era claro que le atraía más de lo que ella había logrado. Se levantó y se dispuso a irse.

- Bueno, yo los dejo, fue un placer Remus - el chico asintió con las mejillas llenas de comida, Sirius ni siquiera la había notado-.

Al Mary irse creyó, erróneamente, que Black se iría también pero no, el chico aún seguía de pie frente a él.

- Quieres sentarte? - preguntó por cortesía, se sentía extraño comer estando el de pie, mirándolo.

Sirius mostró su mejor sonrisa canina y asintió encantado

- Claro - el chico se sentó frente a él y parecía ser peor, ahora estaban a la misma altura por lo que los brillantes ojos grises estaban justo delante y su mirada clavada en él-.

- No vas a comer?

- No, ya lo hice.

- Vale... No es que te quiera echar pero entonces que hacías por aquí?

- Vigilando a Mary.

- Vigilando a Mary? Por qué?

- Sabe que me gustas - Remus, por muy poco escupe su bebida-.

- Qué?

El corazón de Remus se aceleró y sus mejillas se sonrojaron, su mente no podía pensar con claridad de repente, pero se obligó a respirar hondo y tranquilizarse. Sirius lo miraba fijamente y , si Remus no se equivocaba, incluso parecía nervioso. Entonces siguió hablando como si nada, como si no acabara de decir algo que lo hizo casi que convulsionar.

- Sí y quiso intentar engañarte con sus supuestos encantos y alejarte de mí pero eres muy inteligente para eso.

Remus volvió a respirar hondo, haciendo igual que Sirius, dejar de lado lo que había dicho después de todo no podría ser verdad o de la manera en la que él había creído.

- Ok, no entiendo mucho de lo que dices pero si soy muy inteligente, quiso engañarme diciendo que Gryffindor estaba en prácticas.

- Esa arpía - comentó Sirius queriendo parecer enojado pero su mirada brillaba divertida-.

- Oye, esto no es una apuesta ni nada de eso, no?

- A qué te refieres?

- Esto de ti y ahora Mary, queriendo saber quién es capaz de conquistar al prefecto de Ravenclaw.

- Qué? No! Solo soy yo y no hay ninguna apuesta de por medio, te lo juro por lo más sagrado que tengo.

- Que es? - preguntó Remus divertido y, si, con curiosidad -.

- Luego de mi varita y mi maravilloso cabello - dijo pasando su mano por su, ciertamente, sedoso cabello-. Mi moto.

- Tienes una moto? - preguntó asombrado aunque no sabía por qué el asombro, Sirius era el tipo de chico que tenía una moto y maneja de manera peligrosa -.

- Hermosa y salvaje como ella sola, quieres que te la enseñe? - Sirius hizo ademán de levantarse-.

- Otro día será, gracias.

Aún con la negativa Sirius sonrió grande... Había dicho otro día.

RavenclawDonde viven las historias. Descúbrelo ahora