Merodeadores y un Prefecto

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Días después Peter, James y Sirius corrían con desesperación y a toda velocidad por los pasillos de Hogwarts siendo perseguidos por Filch y su gata y un grupo de Slytherins a los que habían hecho estrellas principales de su última broma, en su carrera contra la muerte se llevaron por delante a niños de primero, al profesor Binns y a un par de prefectos que, gracias a Merlín, habían decidido ignorarlos. Volvieron a cruzar a un pasillo que estaba vacío a excepción de una persona: Remus Lupin.

Los chicos por desesperación y ya por falta de aire se detuvieron frente a él, doblados por la mitad tratando de calmar sus agitadas respiraciones y James con terror en sus ojos lo tomó de la túnica, casi haciéndolo caer.

- Remus, debes escondernos! Por favor! Van a matarnos!

- Qué? - preguntó el pobre chico confundido -.

Una risa estridente se hizo oír por todo el pasillo y los cuatro voltearon hacia la otra punta del pasillo. Peeves flotaba en el aire con una sonrisa de auténtica maldad.

- JA JA JA, ESPEREN A QUE LLAME A FILCH JA JA JA - Amenazó antes de desaparecer -.

- Estamos muertos - lloró Peter -.

- Vengan por aquí - dijo Remus ayudando a James a levantarse y dándole una mirada divertida a Sirius -.

Guió a los chicos justamente a la esquina en dónde Peeves había desaparecido, se encontraba una pequeña estatua de un duende del siglo XIII. Con un toque de la varita la estatua se hizo a un lado dejando ver un pequeño y estrecho pasadizo con una escalera bastante dudosa, pero ninguno de los tres se lo pensaron mucho para entrar allí, tenían que escapar de Filch y morir en el proceso de intentarlo les parecía mejor que ser atrapados. El pasillo quedó a oscuras, pero James y Peter, quiénes lideraban el camino conjuraron un Lumos para poder caminar a través de la oscuridad.

- Remus ya te he dicho que eres mí persona favorita en la tierra? - preguntó James mirándolo con una sonrisa haciendo reír a Remus -.

- No es necesario que lo digas, ya lo sabía.

Sirius parecía encantado con todo lo que veía, siete años en Hogwarts y nunca había encontrado este pasillo, solo había encontrado uno, que lo llevaba directamente a Hogsmeade, pero nunca este. Se giró para mirar a Remus quién ya estaba mirándolo y lucía un poco nervioso.

- Hola - susurró -.

- Hola - susurró Sirius de vuelta y le sonrió haciendo aparecer una linda sonrisa en el rostro del castaño -.

- No haz dicho nada en todo este momento.

- Bueno, primero estoy calculando como alguien tan alto como tú puede caminar por aquí - dijo haciendo reír a Remus -. Segundo, teníamos casi media hora corriendo por el castillo, tengo los pulmones en carne viva.

- En que problema se metieron ahora?

- Nosotros? En problemas? Por favor Remus, me ofendes - dijo James fingiendo indignación, Remus los miró a los tres con una ceja arqueada -.

- Bien, se nos complicó una broma - comenzó Peter -.

- Era para los Slytherin - continuó James -. Y se supone que nadie debía estar allí!

- Pero llegó Filch y nos atrapó, porque alguien - dijo Peter haciendo énfasis -. No cumplió con su papel de vigía.

- Ya me disculpé! - exclamó Sirius dándole un pequeño golpe en el hombro -.

- No, no es cierto - reclamó Peter a su vez -.

- Estaba pensando, vale? - se excusó el pelinegro mirando de reojo a Remus -.

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