En la actualidad...
Han transcurrido cinco años, en pocos días es nuestro aniversario número seis, sin embargo, nada ha cambiado, bueno si, desde esa noche en el hotel, habló conmigo que me permitiría ser su esposa, que lo atendiera y todas esas cosas, pero no habría intimidad y lo acepté. Fue bastante humillante ser objeto de alguien y más cuando esa persona es quien amas. Ha sido una especie de rutina.
Mi padre automáticamente accedió a ayudarlos y todo arrancó, Benjamín se hizo cargo de todo mientras yo me ocupaba de la casa, claro que trabajaba en la oficina mas no lo hacía todo el día, asistía a las reuniones, firmaba papeles, me encargaba de reclutar personal y la parte fuerte se la llevaba Ben, que era la de hacer negocios, reclutar esos inversores para no volver a llegar a la quiebra, desde entonces era una as para los negocios y triplicó lo que mi padre invirtió, y temía que algún momento me pidiera el divorcio, pero... de suceder creo que ya era el momento, porque ser un mueble más de la casa tampoco era un buen papel.
Por las mañanas me levanto para hacerle el desayuno, eso sí queda de mi parte las comidas y lavar sus ropas, lo otro se lo dejo al resto del personal, tampoco soy idiota para hacer todo sola, lo más importante lo hago yo. Me doy una buena ducha y salgo para el cuarto, ya él está despierto, como todos los días dejo caer mi bata para que me vea, pero que va, nada sucede, pasa por mi lado como si fuera un perchero el que estuviera en el camino, suspiro y busco mi ropa interior, ya no hay nada que hacer.
Me doy cuenta que siempre olvida llevar su bóxer al baño así que lo busco y se lo dejo en cerca de la tolla.
—Ben, el bóxer está donde siempre —digo antes de salir.
—Gracias Cass, ya casi termino.
Busco su ropa y se la dejo acomodada en la cama que ya está hecha. Con mi trabajo hecho arriba bajo a la cocina encontrándome con Ana, mi nana. Nunca quiso dejarme sola, desde que mi madre murió ella se hizo cargo de mí y mi padre, pero al saber que me casaba se negó a dejarme así que estábamos las dos juntas.
—Otra vez llorando mi niña —afirmaba mientras me ayudaba a buscar las cosas.
—Es una rutina ¿no? —expresé con una sonrisa tensa.
—Hija, no me quiero meter, ¿pero hasta cuándo?
Sabía lo que se refería, ni yo misma sabía, había pasado bastante tiempo así que este sería mi última oportunidad para hacerlo, si no, me declaro perdedora.
—Pronto, pronto. —Fue lo único que pude decir.
—Ya me voy Cass, nos vemos en la oficina que no se te olvide la reunión —indicaba Ben apresurado como todas las mañanas.
—Aquí tienes el desayuno, no olvides comerlo y ven acá muchacho —indicaba jalándolo por la corbata y arreglársela como era—, ahora si estas perfecto, anda ve que me tengo que arreglar. —Le di un beso en la mejilla de despedida, lo único que tengo permitido, para desearle un feliz día en puerta mientras se marchaba.
—Si no conociera la historia, diría que son la pareja más feliz del mundo mi niña —insinuaba mi nana palmeando mi espalda dejándome sola en la cocina.
Era doloroso ver cómo había terminado mi vida, amaba un hombre que no tenía ni una pisca de afecto por mí, estaba en mi habitación y me quité la bata para observarme y preguntarme qué estaba mal en mí, era alta, tenía unas curvas preciosas que me encargue de acentuar, porque realmente me gusta, no por nadie más claro estaba, pero allí se encontraban unos pechos bastantes generosos así como mis caderas, podría considerar defecto la enfermedad de mis ojos, pero al tener uno azul y el otro verde los miraba de otra manera, y mi cabello era de un color cobrizo natural que tras mi piel traslucida me hacía llamativa. Muchos hombres me deseaban y allí radicaba mi pregunta, ¿por qué otros me desean y mi marido no?
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Soltar #PGP2022
RomansaDesde que lo conoció su sueño siempre fue estar con él, ser su amor, su mundo y su universo. Después de mucho tiempo consiguió estar con él y formar parte de su vida, quizás no de la manera que ella deseaba, pero ya todo estaba hecho. Un matr...