Capítulo 14

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     Me encontraba encantado con los resultados de las fotografías, de verdad habían salido fabulosas, Keira era una profesional increíble y me gustaba el equipo que hacíamos, no negaba que estaba en mi cabeza las pláticas que hemos tenido, a pesar de ello, no puedo sentir nada.

Por más que me esforzaba para verla como la mujer que era, mi corazón evocaba a Cassi, constantemente. Realmente la amo, no puedo ver a otra persona por más que me esfuerce. Ya estábamos a punto de salir cuando Keira me interceptó en la entrada.

—¿Vamos a comer algo? —pedía, su confianza hacia a mi había aumentado mucho.

—No veo por qué no —contesté con aprecio, después de tanto trabajo juntos y su manera de ser era imposible no tenerle algo de afecto, a pesar de eso me incomodaba la manera como me miraba en ocasiones.

A veces cuando estábamos en las sesiones, no podía distinguir cuando intentaba seducirme de verdad o cuando era por trabajo. Mis compañeros me pedían que no fuera tan ciego ni tonto, mas no se trataba de ser tonto, era de no usar a una persona por la que no siento una chispa, porque si de verdad hubiera un poco puedo alegar que con el tiempo pueda crecer, por más que me esforzara no sentía esa conexión, y usar a las personas por beneficio propio no iba conmigo. Por ello no podía despreciarla de manera tan abierta, porque la idea tampoco era herirla.

Como se le había hecho costumbre tomó mi brazo y nos fuimos al restaurante del hotel, ella parloteaba y no me molestaba, sin embargo, estaba inquieto sentía que algo estaba pasando y no podía saber de qué se trataba. Mi corazón sentía una opresión espantosa, no sabía con qué compararlo.

Mi madre decía que esos eran presentimientos, que cuando una persona que amamos y está en conexión con nosotros, podemos sentir cuando está en peligro, ya me encontraba pensando en mi madre y Cassandra, me asusté. Ellas tenían que estar bien.

Cuando entramos al restaurante nos sentamos y pedimos, ya nos conocían. Seguía oyéndola, mas no prestaba atención a nada.

—¿Me oíste? —preguntaba Keira.

—Lo siento, de verdad discúlpame, solo que desde hace un rato estoy sintiendo algo y no sé qué será.

—Bueno, llama a tu madre que es la persona más cercana a ti —inquiría ella.

Sin embargo, en las noticias estaban trasmitiendo que en la mañana de hoy habían ocurrido unos derrumben en una de las construcciones que lleva la empresa de Ben y Cassi, sentía el alma en un hilo. No quería pensar lo peor, pero al mencionar que ella había salido lastimada, todo se me vino abajo.

Tomé mi teléfono de manera inmediata marcando su número deseando que estuviera bien. Todo lo hacía ante la atenta mirada de Keira, ella no preguntaba, hacia mal por hacerlo delante de ella, pero también quería que supiera que había alguien en mi vida, quizás no de la manera que deseo, pero ella estaba allí.

Cuando por fin pude escuchar se voz el alivio embargó mi cuerpo dándome tranquilidad, la escuchaba un poco dubitativa, y podía entenderlo, quizás quería decirme que había vuelto con Ben y no encontraba la manera de decirme, mi sorpresa fue grande cuando soltó que se había divorciado, que era mi decisión todo lo que pasara de ahora en adelante, deseaba que igual siguiera con mi vida.

¡Cómo carajos, ella cree que continuare con mi vida si ya sé que está libre! No quería ser egoísta y arrebatarle la libertad que hace poco tiene, pero ¡rayos!, la amo como un loco y no quiero dejarla escapar. Me colgó dejándome consternado, estaba pasada al dejarme así, pero la conocía tan bien que sabía que esa era su manera de decirme que debía continuar, que el no haberme buscado era su manera de compensarme por los años en que la amé en silencio.

Odiaba esa parte tan sensible, que fuera tan correcta a veces deseaba que dejara esos miedos y que viniera a mi sin ningún tipo de remordimiento. Pero allí estaba de nuevo, le escribí una sola palabra, porque estaba decidido a recuperarla. Sentía el peso de la mirada de Keira, me sentía muy mal, pero no quería seguir mintiendo.

—¿Es tu novia? —preguntó con tono serio, su semblante había cambiado por completo.

—No, pero es la mujer que está en mi corazón. —Me sinceré. No podía seguir creándole una falsa esperanza.

—Eso no me importa, si no tienen nada, puedo con ello —manifestó así sin más.

No quería crearme una mala imagen de lo que ella estaba diciendo. Sin embargo, el apetito lo había perdido, y disculpándome me fui. Ya su presencia no era lo que en un principio fue. Me llamó varias veces, no quería escucharla, sabía que lo que diría no sería bueno, y ante todo éramos colegas y tener estas incomodidades no era sano para ninguno de los dos.

Me quité la ropa al llegar para meterme en la ducha y seguir pensado en las palabras de Cassandra, ¿ahora qué haré? El agua recorría mi cuerpo relajándome por completo, igual pensaba en el desastre que había pasado Cassi, así que salí del baño para volverla a llamar no podía quedarme con solo esas palabras.

Estaba viendo la hora quizás estaba dormida, pero contestó.

—¿Diga? —me decía con voz soñolienta.

—Lo siento, te desperté —dije avergonzado.

—Tranquilo si es por escucharte no tiene importancia.

—Eso me reconforta, ¿no estás herida? Cuando te llamé antes no me disté ni tiempo de preguntar.

—Lo siento de verdad, no quiero interferir en tu vida quiero que saques tus dudas y vengas a mí con todo aclarado, si ocurre así —expresaba un poco afligida—, estoy bien, solo fueron unos pocos raspones, pero nada del otro mundo. No te preocupes.

—Quisiera estar allí para curarte y cocinarte algo rico.

—Eso sería genial, pero no lo estas, y las ganas de un gran abrazo son enormes.

—Te amo Cassandra, no he podido ni quiero olvidarme de ti, no quiero a nadie más en mi vida, eres tú y nadie más —solté no podía hacerme el loco no quería, estaba cansado de ello, quería luchar de frente.

Habían sido muchos años para los dos, la vida era demasiado corta para estar pendiendo el tiempo en pensar en cada paso, ya habíamos sufrido lo suficiente para seguir haciéndolo a estas alturas. Ella se quedó callada, no esperaba que me respondiera, estar lejos no era de mucha ayuda.

—Quiero intentarlo. —Fue lo que soltó, dejándome sin palabras en esta ocasión—. Quiero recuperar lo que hemos perdido, por favor Jorge, vamos a intentarlo.

—No te imaginas lo feliz que me estás haciendo en estos momentos Cassi, han sido las palabras más soñadas por mí —manifesté con un nudo en la garganta, quería llorar, no lo iba a negar.

Era como estar en un sueño, la persona que había amado por tantos años era quien me pedía estar juntos, qué más podía pedir. Alargamos la plática poniéndonos al día de las cosas que estaban sucediendo y cuando me contó lo de Ben de verdad que no pude evitar también decepcionarme, nadie puede usar ese tipo de artimañas, igual su motivo tendrá, lo llamaré para poder servirle de apoyo, pase lo que pase jamás dejaría de ser su amigo. 

Soltar #PGP2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora