Una semana había pasado y para mí, seguía siendo mentira. No estaba dispuesta a creer que mi Beni ya no estaba. Ya se estaba llevando a cabo el juicio a Melanie por el homicidio de él, y los demás cargos por los que se buscaba. Era una arpía, una maldita bruja. El día que la vi en el juzgado no pude contenerme y me acerqué a ella para darle unos buenos golpes.
Eso no había apaciguado por completo lo que realmente deseaba hacer, pero fue suficiente. me miraban con impresión por ser así de violenta, nunca fui partidaria de eso, pero no podía perdonarle el embauco que había hecho. Fernando no ha estado bien desde entonces y tememos por él, no encontramos la manera de ayudarlo, de hacerle ver que debe continuar, que Ben no fuese querido vernos de esa manera. Y era por ello, que yo misma intentaba no caer, ser fuerte y continuar, ya que el mismo hubiera querido no seguir viéndome dolorida y derrotada.
No era fácil, ya que él había perdido a su único hijo, la única persona que le quedaba en el mundo, en cambio yo tenía a Jorge, un soporte para mí, así como a mi padre y a nana. La soledad no era buena compañía. Durante estos días, Jorge se quedaba en casa con él para hacerle ver que no estaba solo que nos tenía a nosotros, a mi padre, sobre todo, este también le hacía compañía, estábamos haciendo un equipo para reconfortarnos.
Una pérdida nunca será fácil de asimilar si realmente quisiste a esa persona y tuvo un lugar importa en tu vida.
Ya era tiempo de volver, tomé de nuevo un lugar en la empresa, el puesto de Ben, mi padre no quería que lo hiciese que él era capaz de hacerlo para que yo pudiera dedicar mi tiempo a lo que realmente quería. Sin embargo, deseaba hacerlo, esto me ayudaba a estar más concentrada y me hacía sentir más cerca de Ben. Mi padre no estuvo de acuerdo, más estaba dispuesta a dejarlo cuando Fernando tomara las riendas, no iba a dejar que él se hundiera, ambos teníamos que salir adelante.
Los empleados nos tenían mucho aprecio, nunca fuimos la clase de jefes déspotas, al contrario, éramos un equipo y una familia. Nos tomábamos el tiempo de organizar reuniones informales con cada departamento para crear vínculos y que nos tuvieran confianza, ganarnos el respeto. Y todo eso había dado sus frutos. Ninguno se encontraba bien, sus rostros reflejaban la pena, y era más que comprensible.
Pase un memorándum, alentándolos a seguir que su partida nos tenía que servir para hacernos más fuertes y demostrarle esté donde esté que nos repondríamos y jamás lo olvidaríamos. El tiempo había pasado volando, y más cuando teníamos el desastre del Hotel Hamilton. Las desgracias nunca vienen solas, esperábamos salir con buen pie de todo.
"Te espero a fuera mi bella dama, ya deseo verla"
Había recibido un mensaje de texto de Jorge, fue inevitable no esbozar una sonrisa genuina, desde su regreso no hemos hablado sobre nosotros, no considero que me sienta bien emocionalmente para hacerlo, sé que Ben y yo nos habíamos divorciado con antelación, sin embargo, esa punzada de culpabilidad era la que me hacía evitar un poco hablar de ese tema.
Jorge, lo entendía y por eso lo amaba más. Por no presionarme y comprender mis estados emocionales, esperaba que realmente todo saliera bien, que no me vuelva a equivocar, y seguir lastimándome eternamente. Tomé mis cosas para ir hasta la entrada hoy visitaríamos a Ben juntos. No me sentía del todo preparada, sin embargo, era tiempo de hablarle y decirle que estábamos juntos que habíamos decidido estarlo antes de que se fuera.
Su Ferrari estaba estacionado en toda la puerta, se veía demasiado sexy con esa franela negra ajustada y sus lentes negros, la elección de dejarse crecer la barba fue muy buena, porque le quedaba espectacular. El capó estaba abajo así que me acerqué recostándome de la puerta mirándolo.
—Es un carro muy bonito caballero, seria genial pasear en él —insinué como si fuera una desconocida.
—Lo sé, a mi novia le encanta pasear aquí, la estoy esperando —contestó subiendo sus lentes mirándome con seriedad.
Escuchar de sus labios que me decía novia, hizo que las mariposas revolotearan en mi panza, extendí una sonrisa por mi rostro haciendo que me la devolviera montándome de una vez.
—Estás preciosa como siempre —halagaba este tomando mi mano y besarla.
—Tu siempre tan caballero, se siente muy bien que me digas novia, —comenté ya era hora de dejar de escondernos y más si iríamos a hablarlo con Ben.
—Es lo que eres desde ese momento que decidiste aceptarme, sin embargo, no te lo he propuesto como se debe.
—No seas tonto no hace falta.
Este me miró con un brillo extraño en sus ojos que me dejó atontada y para qué negarlo, enamorada. Íbamos de camino charlando de cómo estaba manejando mi nuevo puesto, porque era algo que nunca me había permitido pensar que asumiría, más lo estaba haciendo bien, los empleados me ayudaban mucho me instruían en lo que no sabía, y era más que suficiente.
Le pregunté sobre su viaje a Roma y ver la emoción como contaba su experiencia me hacían sentir satisfecha, emocionada como si fuera sido yo. Quizás así era que se sentía cuando estás enamorado y las alegrías del otro se convierten en las tuyas. El camino era largo y tenso no lo iba a negar, pese de que teníamos claro a dónde íbamos, no era fácil de asimilar.
Nos bajamos del coche, caminamos tomados de la mano, no tenía clara si en este punto lo hacíamos para darnos fuerza o porque así caminaban las parejas. Pero al mirarlo a los ojos me di cuenta era porque así deseaba que fuera, que era mi fuerza, mi compañero... mi todo. Caminamos por todas esas tumbas era un lugar desolador, demasiado diría yo, y pensar que hasta allí iríamos todos.
Jorge se posó delante de Ben para comenzar a platicarle sobre como lo estábamos llevando, y más como hacíamos para que su papá no se derrumbara más de lo que ya estaba, yo escuchaba como este se expresaba y le decía todo, sin embargo, tenía ganar de ir al baño, me acerqué para susurrarle y supiera a donde iría y no se preocupara, este asintió.
Caminé por los alrededores llegando a mi destino, tomé una fuerte bocanada de aire para no llorar, era lo que deseaba hacer desde que pisé este campo santo, tenía que ser fuerte, esta era una prueba más que la vida me ponía para hacerme más fuerte, y quería pasar la prueba, estaba cansada de llorar, de echarme la culpa por todo lo que pasaba a mi alrededor, no era justa conmigo misma.
Salí del lugar luego de haber hecho todo, dirigiéndome hasta donde se encontraba Jorge. Más no sabía si lo que estaba viendo era producto del estrés, cansancio, o quien sabe qué.
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Soltar #PGP2022
RomanceDesde que lo conoció su sueño siempre fue estar con él, ser su amor, su mundo y su universo. Después de mucho tiempo consiguió estar con él y formar parte de su vida, quizás no de la manera que ella deseaba, pero ya todo estaba hecho. Un matr...