Capítulo 40

1K 17 0
                                        

Era un sueño hecho realidad, estaba en mi isla, con las mujeres que más amaba en el mundo, y haciendo lo que más me gustaba. ¿Se podía ser más afortunado?, estábamos claros que habíamos pasado por situaciones desagradables, pero todas ellas nos hicieron madurar, nos ayudaron a encontrarnos a ver y reconocer lo que es verdaderamente bueno para nosotros.

Desechar lo que no nos hacía bien y a seguir avanzando. No sé si decir que ir al más allá es triste, sin embargo, al ver como he disfrutado mi vida, estoy al lado de la mujer que amo y me ama. Hace que no sienta temor por esa llegada definitiva, porque no me iré con remordimientos, ni nada que pese en mi conciencia.

Estábamos en la playa, ya después de unos días disfrutando de este maravilloso lugar. Mi mamá y Cassi estaban juntas mientras observaban como me hacían las fotos, ver a mi novia con mi madre explicándole de que iba todo, como le enseñaba con paciencia, hizo que me enamorara más que nunca.

Mi madre lo es todo para mí, y verla tratada bien por mi pareja, era algo que todos en la vida deseamos tener. Es incomodo estar en el mismo lugar y que los tratos fueran hipócritas, solo por política, para no terminar de arruinar el encuentro. Pero no, aquí todo era real, genuino y no podía describirlo de lo maravilloso que se veía el panorama.

Todavía estábamos con mis fotos individuales, pero me extrañaba que mi pareja de fotografías no estuviera allí, era muy tarde y por ello habíamos empezado conmigo primero.

—¡¡Tenemos un problema!!, Kari no puede venir, se lastimó un pie y está en el hospital —expresaba el director al borde la histeria.

—No podemos reprogramar la sesión, Valentino, tenemos que hacer algo —seguía su asistente, sin saber qué hacer.

Estaba claro que Valentino tenía el ojo sobre Cassi, y no estaba del todo seguro si era verdad que Kari estaba lastimada. Sin embargo, no podía negar que era una buena oportunidad para que ella experimentara algo nuevo, sino le gustaba simplemente podía dejarlo y ya, no era mal de morir. Pero, sabía de su temor por ella misma, había heridas que no sanaban, por más que estuviéramos juntos.

Yo la amaba con todo lo que era ella, con esas inseguridades, virtudes, cambios de humor que a veces hacen difícil seguirle el paso, aun así, la amaba. Ella estaba en ese mismo camino, pero no había llegado por completo. Esta sería una oportunidad para poder enseñarle otras expectativas.

—Mi amor, ¿qué es todo este revuelo? Preguntaba mi novia acercándose a mí.

—Al parecer Kari, se lastimo y no puede llegar, estábamos al borde, porque no podemos retrasar más las grabaciones y no encontramos quién pueda suplirla —expresé lo más preocupado posible. Era una mala jugada, pero ya la conocía lo suficiente.

Ella me miraba con terror, y me daba pesar ponerla en este aprieto, pero no era mentira que estábamos de manos atadas.

—Jorge, sabes que no estoy segura de ello —indicaba ella por fin.

—Amor, con intentarlo, no pierdes nada. Más se perdió en la guerra. Eres hermosa, y este es el momento de creértelo.

Su miedo me mataba, sabía las luchas internas que vivía, y estarla presionando de esta manera me hacía sentirme como un patán.

—Estuve escuchando el revuelo, y lo que dice mi hijo es cierto Cassi, eres una mujer con un futuro impresionante, si la vida te está abriendo esta puerta, simplemente pasa el umbral y veras las maravillosas vistas que te esperan —manifestaba mi madre tan sabia como podía ser. Por ello y más la amaba.

Ella nos miraba a ambos, suspiró y se alejó de nosotros yendo para hablar con el director. La felicidad del hombre era más de lo que podía decir, sentía que al final era todo planeado. Eso no lo sabría, al menos no por ahora.

Mi novia fue arrastrada para ser maquillada y vestida como era debido, yo estaba con mi madre que me ayudaba con las bebidas, el calor no era juego el día de hoy. Pasado un rato, simplemente todos estábamos maravillados, Cassandra era una belleza natural, pero viéndola como la habían arreglado, resaltando eso que naturalmente tenia, era... sin comentarios.

Sus ojos estaban remarcados de una manera que la hacían parecer más salvaje, eso me excitaba, no lo iba a negar. La amaba y decir que no pensaba en ella teniéndola para mí solo, era una total mentira, la adoraba de todas las maneras posibles y sin ropa, mmm, mucho más.

Quería hablar, solo que no era mentira que estábamos sobre la hora, queríamos aprovechar la luz natural y habíamos perdido mucho tiempo...

Me sentía el hombre más afortunado y orgulloso del mundo, era la primera vez que me sentía más que a gusto con lo que hacía, Cassi, era muy rápida para aprender, se dejaba llevar y lo que logramos era algo para memorar. Quedamos satisfechos, fueron pocas las tomas que tuvimos que volver hacer, pero ella era una experta y ayuda con ese tipo de defectos haciendo una labor increíble.

—Estoy orgulloso, mi Cassi —expresé mientras caminábamos por la playa, habíamos terminado y era de noche, los demás se fueron al restaurante de mi madre, nosotros decimos quedarnos un poco más.

—No te voy a negar que también siento lo mismo, no sabía lo bien que se podía sentir estar en otra piel, hacer cosas que en cierta forma no harías de manera normal siento tú, y verme hoy, me gustó.

—Te amo hoy más que ayer —indiqué parándome frente a ella para mirarla a los ojos.

—¿Me amaras mañana?

—Te amaré hasta el día de mi muerte, y después de ello, te amaré eternamente.

Ella se acercó a mí de manera pausada, acercó sus labios a los míos. Cada beso lo sentía diferente, nuevo. No sé si era el amor que sentía, pero todo en ella era todo lo que necesitaba, deseando tenerla entre mis brazos. La llevé a un lugar donde sabía que nos verían.

Era una locura, y no me importaba solo deseaba pasar el resto de mis días al lado de esta hermosa mujer llenando nuestros días con todas las sorpresas que esta nos puede traer. 

Soltar #PGP2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora