Capítulo 18

817 38 0
                                        

No estaba siendo fácil para nadie, esa era la única verdad de todo esto. Dejé a Ben en su oficina para yo seguir a mi antigua oficina. Allí estaba mi padre organizando todos los documentos para ponerse al día.

—Pero que sexy padre tengo —declaré sentándome frente a él mirándolo con diversión mientras se hacia el interesante.

—Te ves guapa con ese corte, tus ojos resaltan mucho más.

—Gracias bello padre, pero sabes por qué estoy aquí así que explícame.

—No tengo nada que decir mi pequeña, es la manera de compensar todos estos años, puse mucho peso en tus hombros y no reparé en lo que te hacia feliz de verdad —señalaba con arrepentimiento—. sé que debí decirte, pero no fue una decisión que haya tomado hace tiempo, lo hice hoy temprano. Lo siento.

Ver a mi padre como cachorro arrepentido me partió el corazón y molestarme con él era imposible. Me levanté de la silla para abrazarlo y consolarlo. Sé que para él tampoco fue fácil oírme, y menos ver lo que estaba en ese documento, porque yo tampoco lo asimilaba. Lo único que podía ver es que ella en algún momento sí amó a Ben, creyó que con él podía conseguir todo lo que quería incluyendo el amor. Mas no reparó en que yo estaba de por medio y que Ben no cumpliría su promesa.

—Espero que con esto puedas exponer esas hermosas fotos, eres muy buena hija.

Lo miré sin decir nada para luego sonreír. Me despedí para poder hacer los pendientes que tenía, ya hoy comenzaría a planificar que haré de verdad. Me sentía ansiosa, con muchas emociones en mi interior, era como sentirme libre por primera vez. Caminaba por el estacionamiento, y una extraña sensación me invadió de pronto, un escalofrió me recorrió el cuerpo, caminé más rápido para llegar a mi carro.

—Hasta que por fin apareces, ¡perra! —vociferaba una voz detrás de mí que ya conocía helando mi cuerpo. Pero no me amilané.

—Y por qué tendría que aparecer ante ti, que yo sepa no tengo nada que aclarar contigo —referí mientras seguía mi camino.

—Eres una maldita descarada, que date quieta si no quieres que te mate aquí mismo —gritó apuntándome con una pistola, esto no era bueno—, ahora no eres tan valiente verdad.

Díganme quién lo seria con una cosa apuntándote en la cabeza, yo quiero vivir. Ella se acercaba a mí exigiendo que me montara en la camioneta, lo hicimos y de verdad que me estaba poniendo nerviosa sentir esa cosa fría en mi sien.

—Ni se te ocurra pedir ayuda o hacer algo porque te juro que te mato ¡perra!

De verdad que no comprendía cómo estas cosas me pasaban a mí, es una especie de karma, que sé yo, no estaba para nada cómoda y tranquila con esta situación, sabía de la rabia que ella sentía por mí, y en cualquier momento podría matarme.

Me indicaba a donde ir y era a las afuera de la ciudad, esto no pintaba bien, no tenía ni idea de dónde íbamos, era un terreno baldío. Me obligó a bajar de la camioneta lanzándome en el suelo rocoso raspándome las rodillas y las manos.

—No te imaginas todo el daño que me hiciste, creía que lo podía tener para mí y tenías que obligarlo a casarte contigo —gritaba ella —. Yo lo amaba de verdad, llegué a enamorarme de él, creía en su promesa que al recuperar lo que habían invertido en tu empresa se casaría conmigo.

» No te imaginas el dolor que sentí cuando me dio la noticia de ese enlace, era como estar en la época medieval donde se casaban por el bien común. Sin embargo, lo comprendí, le dije que estaba bien, que podía esperarlo. No me importaría mientras estuviera conmigo.

» Pero no, no sé en qué momento cambió, inventado excusas absurdas, el trabajar para misma empresa me daba la libertad para saber si estaba cumpliendo con lo que había dicho, pero no, había triplicado todo en tiempo record, y su promesa no la cumplía. Todo por tu culpa, por esa carita de niña buena.

El dolor que sentí cuando me golpeó en el pómulo con la pistola fue totalmente aturdidor, sentía la sangre correr por mi mejilla, así como a comenzar a sentirme mareada, ojalá hubiera sido solo eso, pero comenzó a patearme por las costillas y el estómago dejándome sin aire y más aturdida que antes. Esto tenía que ser una novela, de verdad que debía serlo porque se sentía como tal. ¿¡En qué punto esto llego a ser así!?

Sin ninguna contemplación me haló del cabello arrastrándome hasta una casita que no me había fijado que estaba allí, me sentía un poco mareada por los golpes que la poca fuerza que luchaba para ponerme de pie me fallaron. Olía mal, a moho. Podía asegurar que este lugar no había sido habitado por mucho tiempo.

—Aquí te vas a quedar maldita, pagaras por haberme arruinado la vida, esto no es nada para lo que viene después. Sentirás el mismo dolor que yo —indicaba ella llena de rabia.

—Ya debes saber que la policía está detrás de ti. No comprendo cómo puedes hacer esto si los tienes prácticamente encima buscándote —intentaba razonar con ella, quería ganar tiempo para algo, pero no sabía para qué porque nadie sabía dónde estaba, podía decir que estaba perdida.

—Eso es lo que menos me importa, ya me arrebataste a Ben, iré presa por haber confiado en un idiota como él, que me dé el lujo de acabar contigo, sería un precio que estoy dispuesta a pagar —dijo apuntándome disparando a mi pierna.

Eso había dolido como el demonio, aun así, no le di el gusto de gritar nunca antes había sentido algo igual, las pocas fuerzas que tenía con eso me abandonaron por completo, viendo como todo se volvía negro ante mis ojos.

♥♥♥

Escuchaba susurros, no comprendían de dónde provenían, sentía dolor por todo mi cuerpo y más en mi pierna por encima del muslo derecho. Eso trajo a mí el recuerdo del por qué me sentía así, quería abrir los ojos, si lo hacía sabía que no me vendría nada bueno, así que los mantuve cerrados intentado escuchar.

—¿De verdad piensas matarla? —preguntaba una voz masculina a mi captora.

—Por supuesto, se lo merece —dijo sin remordimiento.

— Dije que te ayudaría, pero no llego a eso, no soy un asesino Melanie —expresaba el chico con exasperación.

—Ni si quiera por esto. —No podía escuchar a que se refería.

Okay, lo que mis oídos escuchaban no era lo que esperaba, pero allí estaban esos dos teniendo sexo. Y por escuchar la voz de él garantizaba que ella estaba rezando. Esa desgraciada estaba loca, de verdad que lo está, pero bien estúpido él por creer en ella. No podía mover la pierna, no sabía si la bala estaba allí o no, pero el dolor era fuerte y agudo. Hice un intento de abrir mis ojos y ver si estaba cerca de ello y gracias al cielo no era así, estaba en una habitación asquerosa.

Podía ver una ventana, no estaba segura si podía llegar a ella y que estuviera abierta para poder escapar. Moví mi pierna y maldecí por lo bajo para que no me escucharan, dolía mucho. Me armé de valor, quité mis tacones para no hacer ruidos y caminé, busqué para abrirla y para mi fortuna estaba sin asegurar y era espaciosa. Con todo el dolor de mi alma y rogando a mi madre que intercediera por mí, subí por ella aguantando la punzada en mi pierna y correr hasta el coche, era de noche y ese lugar estaba a la oscuridad total.

Cojeaba mientras intentaba correr, mis piernas no respondían lo suficiente y la camioneta estaba muy lejos para poder llegar si desmayarme en el intento, el dolor que sentía mi cuerpo era mucho más fuerte de lo que me podía imaginar. Sin embargo, la suerte no estaba de mi lado, el sonido de un disparo me paró en seco, así como el de unas sirenas. 

Soltar #PGP2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora