Capítulo 17

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Si antes me sentía mal, al ver como mi padre había hecho una investigación exhaustiva sobre Melanie, sentirme basura era poco. Allí estaba escrito todos los fraudes que ella había hecho a nuestra empresa, otras más y a unos cuantos hombres millonarios. Era una estafadora.

La chica que me había enamorado creyendo que era la mejor del mundo, terminó siendo una criminal con toda las de la ley. Ya habíamos metido la demanda, pero al ir a buscarla ella no estaba en el departamento, había escapado. No podía mirar a nadie a la cara no había excusa para todo lo que había hecho. Mi padre no quería verme estaba muy molesto además de decepcionado, rompí su confianza recuperarla sabía que me costaría.

Estaba en la oficina, terminando de afinar los últimos detalles, Rodrigo y yo estuvimos toda la tarde haciendo las llamadas pertinentes para los préstamos y a buena hora retomó su puesto, el señor Hamilton no levantó una demanda gracias a los años de amistad que estos tenían. Ese era un peso menos, ya Cass no pertenecía a la empresa de manera permanente así que después de ese espectáculo que di en la sala de reuniones se marchó para comenzar con las exposiciones que deseaba realizar.

No podía quitarme la imagen de ella de la cabeza, se veía tan imponente en ese vestido y con ese nuevo look, todos la admiraban y fui el idiota que la tuvo y no la aprovechó. Todo me dolía, no quería seguir culpándome, era tanta la vergüenza que era la única manera de sentirme un poco aliviado.

Sin embargo, Cass una vez más siempre me sorprendía. Me calmó diciéndome:

"Todos en esta historia cometimos errores, y de eso se trata la vida, de cometerlos para aprender y hacernos fuertes. Con ello debemos evitar volver a cometerlos, pero no estamos exentos de cometer unos nuevos, y es lo mismo, volver aprender, seguir haciéndote fuerte y no verlos a cometer y así sucesivamente. No te culpes por haber amado de manera errónea, siéntete orgulloso de haber hecho latir a tu corazón, siente mal, si solo fueses usados a esa persona por desahogo personal, mas no fue así. No sigamos en el juego de yo soy el culpable, todos los somos, así de simple"

Siempre cometemos el error de culpar a una persona o culparnos, pero no vemos que todos cometemos errores. No somos capaces de admitir nada, tenía mucho que trabajar y asimilar. Tomé mis cosas y pasar por la oficina de Rodrigo y avisarle que si me necesitaba me contactara por el móvil.

—Espera Benjamín —pedía este —. No me voy a disculpar por las cosas que dije, ya que sabes que te las mereces, sin embargo, no quiero que volvamos esta convivencia algo incomoda, no eres mi yerno, sin embargo, eres el hijo de mi buen amigo, quiero odiarte, pero si mi hija no lo hace ¿Por qué yo debería?

Y así sin decir más siguió con su trabajo, me quedé un rato allí observándolo totalmente obnubilado, una nueva lección antes de marcharme, sin decir nada me alejé sin hacer ruido alguno. Un nudo se formaba en mi garganta, trataba de luchar contra esos pensamientos que taladraban mi cabeza, no quería caer en ello, debía luchar, Cassandra lo estaba haciendo, también yo podía.

Quería retomar la amistad con Cass, así que me fui a la dirección de su casa en la playa. Mientras manejaba dejaba que la brisa me acariciara y me transmitiera tranquilidad, el olor a mar me calmaba pese de no amarlo como lo hacía ella y Jorge. Volví en el tiempo cuando estábamos en la secundaria y organizábamos viajes ellos eran los que parecían niños jugando en el mar, no esperaban que nos bajáramos del carro cuando se fueron quitando las prendas dejándolas mientras yo las recogía cual madre.

Echaba de menos esos días, cuando todo era menos complicado. Nadie dijo que sería fácil entrar a la adultez. Al llegar me adentré al estacionamiento privado gracias a la clave que me había facilitado Cass, bajé y miraba como el mar se notaba calmado y oscuro, había muchas estrellas y ninguna luna, me acerqué a la puerta para tocar y me recibió nana con una sonrisa. Le di un apretón enorme haciéndola reír y unirme a ella.

—¡Oh mírate!, estás delgado hijo, debes comer bien, —manifestaba ella tomando mi rostro evaluándome, no iba a negar que extrañaba sus comidas, pero esto era parte del castigo—, no tienes nada de qué preocuparte estoy bien, solo es que hemos pasado por unos inconvenientes que me tienen preocupado, pero estoy bien. ¿Dónde está Cass?

—Hijo, ella no ha llegado ni llamado, la estoy esperando, incluso la llamo y no contesta, pensé que estaba en la oficina —respondió con preocupación.

—¿Cómo así nana? Ella salió temprano de la oficina, y me dijo que estaría preparando las fotografías para las exposiciones —alegué.

—Hijo, ella no tiene amigos ¿A dónde habrá ido? Pasan de las 11:30 pm.

Tuve que sentarme para no caer, algo estaba mal, porque era cierto que Cassandra no tenía a nadie con quien platicar, ella dejó todo por mí, ¿en dónde podía estar?, un malestar se acrecentaba en mi pecho, sin poder dejar de asustarme, llamé a todos mis contactos para dar con ella, pero nadie sabía nada, no sabía cómo llamar a mi suegro, pero tenía que hacerlo y poner la denuncia, sin embargo, sino pasaban 24 horas no se podía reportar a alguien como desaparecido.

Dejé a nana para poder ir a la estación de policía, esto no pintaba bien, algo estaba mal, y si algo le pasaba no me lo perdonaría nunca. 

Soltar #PGP2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora