Capítulo 30

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Sentía que las cosas irían mejor de ahora en adelante, la empresa estaba en las mejores manos, más tranquila y relajada no podía estar. Solo me tocaba ocuparme en mi exposición, pero no sabía en dónde hacerla. Tenía las fotografías, solo me faltaba el lugar.

Me sentía tan feliz de tener a Jorge a mi lado. No solo era mi novio, era mi amigo también, saber que tenía a ambos en la misma persona era maravillo. No podía ser mejor. Me encontraba de nuevo en la playa observando el mar, lo calmo que estaba. Estaba dispuesta a hacer cosas nuevas, intentar encontrar nuevas amistades, porque al verme aquí sentada sola, no fue del todo gratificante.

Observar que mi circulo de amistad era nula, eso sí me entristeció, pensé en algo que pudiera ayudarme para liberar mi mente, buscar nuevas fotografías, porque hacía mucho que no fotografiaba, y sentía esa necesidad. Encontré una publicación que decía que podías pintar tu propio cuadro con la ayuda de maestros expertos mientras tenías tus tres copas de vino y un ambiente agradable. Tu arte tu vino, era el nombre del lugar.

Vi las fotografías y me encantó mucho lo que allí veía, llamé para ver si tenían cupo y gracias al cielo quedaba uno y era para ese mismo día a las 7 de la noche. Estaba nerviosa porque no era buena socializando, pero intentaría dar lo mejor de mí.

Le comenté a Jorge lo que haría, se emocionó de inmediato al ver como estaba saliendo de ese lugar donde me había sumergido hace mucho, este se encontraba terminando las sesiones que faltaban y me pedía que me reuniera con él la semana que viene. No tenía nada nuevo que hacer así que acepté, un nuevo comienzo.

El encuentro sería en una azotea en un edificio de lujo de Miami, había estado en aquel lugar para algún evento de la empresa y era como estar en un bosque, habían plantas por doquier, una vista magnifica que te ayudaba a despejar la mente de cualquier cosa. Me Había alistado para ir al lugar porque la hora que había reservado no me dejaba tiempo para llegar y al hacerlo me emocionó mucho.

La cantidad de lienzos en blancos acomodados estratégicamente parecía que me encontraba en una exposición de arte, y así era, solo que, en esta ocasión, yo sería Picasso. Había como diez personas más, entre hombres y mujeres, la razón de hacer esto es para despejar la mente de la persona ayudarlos a llevar su día a día.

—¡Hola!, soy Sofía, un placer —indicaba una chica más o menos de mi edad o quizás más joven—, ¿qué te trajo por estos lares?

—Un gusto Sofía, Soy Cassandra, bueno la verdad necesitaba socializar, soy mala en estas cosas y así que tomé esta oportunidad, para ver qué puede salir.

—Bueno si no te molesta puedo ser tu guía y ayudarte a socializar, soy muy buena, mírame, aquí estoy sacándote conversación —indicaba esa chica sacándome una sonrisa, porque era del todo cierto.

Era muy linda tanto físicamente como en personalidad, podía sentirlo. Era alta como yo, pero más delgada, el cabello era lacio cobrizo con unas pecas muy bonitas en su rostro, podía parecer una muñeca. Era muy fácil hablar con ella, nuestras platicas iban de una cosa a otra, pero nunca entramos en terrenos personales, y se lo agradecía, porque lo que menos quería era recordar eso que me entristecía.

Nos llamaron para reunirnos y Sofía sin perder tiempo tomó mi brazo como si me conociera de toda la vida, el contacto físico nunca había sido lo mío, pero lo dejé pasar, era tiempo de soltar. Caminamos junta al centro y nos fuimos presentando, nadie dijo a que se dedicaba solo lo que quería lograr del encuentro, y era maravilloso.

La clase de lugar que te permite comenzar sin tener el peso de ser quien eres. Sofí y yo nos sentamos cerca, había un chico a mi lado muy mono, a decir verdad, este le echaba miradas azucaradas a mi nueva amiga. Intercambiamos de lugar para que pudiera tener más acceso y así yo poder concentrarme en lo que haríamos.

Nos mostraron cual era la obra de la noche, y se trataba de un gatito blanco dentro de colores, se dice fácil pero realmente no lo era. Agradecía que nuestra instructora era un sol, porque nos explicaba con paciencia mostrando como deberíamos hacer los trazos, observaba a mi amiga y me di cuenta que ya era una experta porque movía sus manos con mucha agilidad, y ayudaba al chico cuando veía que se trancaba con lo que hacía.

No iba a negar que por estas horas me desconecté más de lo que podía imaginar, Cuando ya habíamos terminado tomé mi teléfono y mi cámara con permiso de todos y empecé a fotografiar, había visto un nuevo enfoque, siempre había hecho blanco y negro, pero hoy quería ver color, así como ese gatito, le envié a Jorge lo que había hecho, y de verdad me sorprendió lo bien que había quedado, no diré que era la copia exacta, pero si había sentido en lo que allí estaba.

—¿Te gusta la fotografía? —preguntó Sofía sentándose a mi lado con su gran copa de vino y nos bocadillos para las dos.

—Es a lo que me dedico ahora, antes manejaba la empresa de mi padre, pero cosas pasaron y aquí estoy dedicándome a lo que me gusta de verdad —dije sin mucho esfuerzo.

—Espero algún día puedas confiar en mí, veo en tus ojos mucho dolor, pero tranquila todo en la vida pasa —expresó dejándome asombrada, quería llorar, pero ya bastaba de eso.

—Gracias Sofi, claro que sí, considérate mi nueva amiga.

Ella sonrió de manera real, una que iluminaba sus hermosos ojos verdes y eso me aseguró que lo que pedía era totalmente genuino. Le pregunté por el chico, se reía y sonrojaba, le gustaba, solo que le daba un poco de miedo dar ese paso, hablé con ella y le dije que lo hiciera que lo peor que podía pasar era que terminaran, la vida es ensayo y error.

Se alegró de escuchar mis palabras y sin perder tiempo se fue hasta donde estaba el chico y comenzaron a platicar, yo seguía con las fotos y observando lo que la hermosa noche nos traía. 

Soltar #PGP2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora