Capítulo 36

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Era una diosa, de verdad estaba impresionante en ese vestido con ese escote y abertura, era una invitación directa a pecar. No me importaría estar siempre con ella si eso fuera posible, no me cansaba de su cuerpo, de admirarla, de amarla. En ese lugar ella era la atracción principal para los caballeros, esos reflejos que resaltaban su color de ojos más el color de su vestido era la combinación para estar ante la admiración de todos.

Cassi, me conocía lo suficiente para saber que algo tenía, estaba nervioso por haberla empujado y llevado al límite. Pero no quería que pensara más de la cuenta, porque se merecía lo mejor. Por ello no quise decirle nada, estaba mal, lo sabía, y estaba claro que después de esto me iba a llevar una reprimenda, más, si todo salía bien. Cualquier regaño valdría la pena.

Se había alejado de nosotros y fue el momento indicado para que Don, hablara con ella. Me mordía los dedos por saber qué le decía ella, como nos miraba con impresión.

—Tranquilo Jorge, ella sabrá tomar una decisión sabia, hiciste bien en empujarla de esa manera, porque todos sabemos que en cierta forma lo iba a pensar más de la cuenta. —Me calmaba Sofía apartando mi dedo de la boca, de verdad estaba nervioso.

—Gracias Sofi, la amo demasiado, la he visto alejarse de lo que ama, y no quiero que lo haga de nuevo, deseo verla libre y feliz, y esa fue la única manera.

—Lo hiciste bien Jorge, lo hiciste bien —aseguraba ella.

Le di una sonrisa dudosa, porque los nervios no me dejaban. Y al ver como ella caminaba hasta nosotros de manera seria sin ningún tipo de expresión en su rostro, ya dudaba que lo fuese hecho bien.

—Lo lamento —fue lo primero que dije al tenerla frente a mí —Sé que no debí hacerlo, pero...

Su dedo se plantó en mi boca interrumpiéndome por completo.

—Después hablamos, vamos a escuchar.

En ese momento nuestro amigo había llamado la atención del público haciendo sonar la copa.

­—Muy buenas noches a todos, espero que la velada sea de su agrado —comenzó a decir este—, esta noche es especial, hacía mucho tiempo había tenido la idea de tomar a alguien bajo mi ala, pero no encontraba a esa persona que inspirara ese tipo de atención, sin embargo, de la nada llegó alguien.

En ese punto no nos habíamos dado cuenta que en cada una de las pinturas ocultas ya estaba alguien y quitaban las mantas negras dejando al descubierto un mundo blanco y negro combinado con el color. Era asombroso ver en tamaño grande las fotos de mi chica, tenían un realismo diferente, emociones de todo tipo, que a muchos impresionó.

—Pueden admirar las fotos de mi preciada pupila, Cassandra Vardy —inquiría este llamándola a su lado, mientras todos aplaudían y admiraban la belleza tras esas esplendidas fotografías.

El orgullo llenó mi pecho, mi novia estaba siendo admirada y halagada, escuchaba muchos comentarios a nuestro alrededor, y eran muy buenos, ella comenzó con su discurso y me quedé completamente embobado, oyéndola, como se desenvolvía en un ambiente diferente que no fuera en las oficinas de su padre, explicando el sentir de todas ellas.

—Esta, en particular, es mi favorita. Se la tomé a una persona que amé muchísimo, y que lamentablemente ya no está entre nosotros, su llamado fue muy rápido, y quise plasmar lo que en ese momento vi por vez primera, ese sentimiento que había de estar lejos de todo lo que te presiona en la vida. La sensación de libertad.

Sabía de primera mano de dónde provenía esa foto. Fue la primera vez que ellos habían ido de viaje juntos, fue de negocios, sin embargo, se habían tomado el tiempo para salir a distraerse, se fueron a una playa y todo estaba perfectamente compaginado, el tiempo, las personas y la felicidad de Benjamín de haber salido de la rutina de la empresa, ese día me había llamado temprano, para decirme lo bien que se sentía, lo feliz que estaba, y el resultado, allí se encontraba. Había dos tomas, una donde ella lo había llamado diciéndole algo que lo hizo reír y capturó el momento exacto, era una sonrisa tan linda y amplia, que nunca se la había visto.

No me había puesto a detallarla, y sentí mi rostro húmedo, porque lo que sabíamos que había pasado, ver esa felicidad tan genuina me llenaba el alma. Si fue feliz ese día. La otra, estaba sentado en la arena con el viento alborotando ese cabello rubio mirando directamente a quien tenía en frente, y no es que se tratara de mirar por mirar. Era que la estaba observando como nunca antes lo había hecho y transmitía aquello que nunca dijo a viva voz.

Mi corazón se encogió, porque hasta yo mismo me di cuenta que, en ese momento él la amaba, solo que fue un tonto en no darse cuenta o en disfrazarlo. Cassi, hizo una pausa porque su voz se había quebrado, pudo notar lo mismo que yo, y nos miramos. Se recompuso para poder terminar.

Los a plausos no se hicieron esperar y los periodistas los rodeaban para obtener la primicia. Sofí se acercó a mí, para darme un pañuelo, todavía seguía llorando. Me dolía porque pudo haber sido un final diferente para todos, no me fuese importado si ella era feliz, así no fuera conmigo, pero no merecía que se fuera de este mundo por haber tomado decisiones equivocadas.

Me recompuse para que ella no me viera de esa manera, salí un momento para respirar, fue demasiado emotivo, el saber que mi novia triunfaría que por fin saldría de las sombras era algo que me llenaba de orgullo. Estaba saliendo de su caparazón, sabía que no lo había hecho de la manera correcta, pese que el resultado si lo fuera.

Sentí como unas pequeñas manos se cernían a mi cuerpo abrazándome. Era una sensación tan indescriptible que solo deseaba no dejar de sentirla nunca.

—Quizás no fue la manera correcta, es lo que no me gustó, sin embargo, al ver mis fotos plasmada en tamaño real aplacó cualquier reclamo que tenga que hacer, solo, consúltame y prometo no tomarme el tiempo que me haga retractarme por tener miedo —era lo que me pedía y decía, y más de acuerdo no podía estar.

Saber que ella misma supiera el motivo del por qué hacerlo de esa manera, me hacía ver que nos entendíamos de mil maneras posibles y que en todas ellas si hay un nivel de compresión y era más que suficiente para mí. Me giré para mirar esos ojitos dispares que tanto amaba, y besarla como si la vida se me fuera en ello. 

Soltar #PGP2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora