Capítulo 24

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Me sentí herida y traicionada, no lo voy a negar. Ver y oír todas esas cosas me hicieron volver a los años que fui una autentica cabrona, porque no hay palabra que sea sutil para disfrazar esa realidad. Conocía a Jorge, obviamente sabía no era verdad lo que bruja esa decía, solo que los celos de verlo con otra y como esa tipeja lo toqueteaba, me nubló la conciencia.

Nunca supe lo que eran los celos, no de esta magnitud. Fue algo tan extraño de sentir que lo único que deseaba en ese instante era arrancarle los cabellos y darle una buena tunda. Mas no podía actuar de esa manera, por ello preferí marcharme y llegar hasta aquí, mi lugar favorito. Agradecía haber comprado en este lugar, ya que me saca de mis peores pensamientos.

No sé cuánto tiempo llevaba aquí, de lo único que si era consiente era de la presencia de Jorge a mi lado. No sabía cómo empezar esta conversación. Era incomodo la verdad, pero lo ideal era hacerlo desde el principio.

—¿Cómo la conociste? —era lo único que se me ocurría preguntar.

—Es una colega, la conocí el mismo día aterricé en Roma, me parecía una mujer hermosa, y no te voy a mentir de que no pasó por mi cabeza que era la señal que necesitaba para poder olvidarte, —comentaba este sin mirarme, una punzada de dolor y miedo me invadió—, nos hospedábamos en el mismo hotel y fuimos compañeros en la misma campaña, así que el tiempo que compartíamos era mucho.

» Para mí fue una persona cálida, fácil de tratar, las conversaciones fluían solas, me sentía bien, sin embargo, nunca pude verla con otros ojos, no soy idiota para no darme cuenta que coqueteaba conmigo, y eso me hizo sentir incomodo, porque Cassi, siempre estuviste en mi mente, nadie puede reemplazarte, me caía bien, todo en ella estaba bien, solo que no eras tú.

» Salimos seguido, a cenar, a almorzar, pasear, todo. Pero mis ojos solo la vieron como una amiga, no le di ningún indicio de nada, la traté como un caballero, no hice nada para que pensara que me gustaba, Cassi, lo juro.

—¡Ay por favor! Hasta una mujer como yo con falta de experiencia sabe que el haberle aceptado todo aquello, salieran y etc., era una invitación clara de que algo había Jorge, me sorprende de ti —expresé con normalidad y sarcasmo, no podía creer que no lo fuese visto venir.

—Lo sé, fue muy tonto de mi parte, pero no sabía cómo rechazarla sin parecer un idiota.

—Era mejor parecer un idiota pretencioso, que verle la cara como pasó hoy —lo fulminé con la mirada, no tenía la culpa del todo, pero me molestaba, no me culpen.

—Lo lamento mi amor, de verdad lo siento por haberte hecho pasar un mal rato, no fue mi intención, yo te amo, te amo más de lo que puedas imaginar, daría hasta lo que no tengo por borrar ese mal rato —soltó sin más dejándome completamente anonadada, era algo muy profundo de escuchar.

Mi estómago era un nido de bichos raros, quizás era el hambre, claro que no. Era el efecto de haberle escuchado decir que me ama, era nueva en esto, no sabía cómo acercarme, cómo decirle que también lo amaba, así que me giré para verlo mejor, posé mis manos en su rostro y lo besé. Nuestro primer beso.

Este se sorprendió por mi atrevimiento, pero se relajó besándome de vuelta. Eran tan suaves sus labios, cálidos, besaba con delicadeza a su vez con desespero y pasión, sentía todos los sentimientos en ese beso, era como si con él me demostrara todo lo que acaba de decirme. Este momento era especial para mí, era la primera vez que besaba otra boca, que me dejaba amar como mujer, y saber que era con la persona que me amaba y yo también, no tenía comparación.

Me tenía recostada en la arena y no me importaba, posé mis brazos en su cuello trayéndolo a mi queriéndolo sentir más cerca. Con cobardía y valentía, mis manos fueron cobrando vida introduciéndose en su camiseta, tocando ese cuerpo que estaba completamente trabajado, y que solo hoy había tocado como una mujer lo hace a un hombre.

Soltar #PGP2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora