Capítulo 7

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     Esa propuesta me tomó por sorpresa, no esperaba que fuese yo el testigo de todo aquello. Me sentía orgulloso, por como ella se cayó y se levantó tomando la fuerza para reconstruir su confianza y seguir adelante. Acepté como el profesional que era, aquí no había sentimientos ni nada. Antes de hablar de este tema fuimos por el señor que nos ayudaría con la compra de la casa, ya los documentos estaban más que listos solo faltaba firmar y ya.

Cuando tomó la pluma, dudó unos segundos. Pero, así como lo estaba dudando agarró la fuerza necesaria para firmar sin temblor en su pulso. Nos despedimos del caballero mientras nos daba las llaves y nos adentramos de nuevo a la casa en compañía de Koneko, no pude resistirlo cuando lo vi, estaba en una caja con otros gatitos, pero a él no lo querían adoptar por los colores dispares de sus ojos, sin embargo, a mí me encantaba, me la recordaba y sabía que lo amaría. Adoraba a los gatos.

Dejamos al pequeñín en el suelo mientras recorría el lugar que muy pronto seria su nuevo hogar. Nos sentamos en el suelo ya que no había muebles, y empezamos a discutir lo de su divorcio.

—Vaya, me dejas impresionado con lo que deseas hacer.

—Es lo menos que puedo hacer, lo privé de su libertad de estar con la mujer que ama, esto es lo único que se me ocurrió para resarcir y no sentirme más culpable –expresaba con voz quebrada.

— ¿Y cómo te compensa él todos estos años de sufrimiento? —pregunté apartando mi papel de abogado, aquí era el amigo.

—Siendo feliz, no puedo pedirle más, seamos conscientes que la única culpable soy yo, él se casó porque nuestros padres se empeñaron en eso, y más porque mi padre quería hacer realidad mi sueño.

—No tienes que sentirte culpable por amar Cassandra, culpable debe sentirse él por todos estos años y no dejar esa relación clandestina, él es quien sale perdiendo, no tú. Te esforzaste por enamorarlo, por hacerlo sentir bien, que viera su casa como un hogar, pero no lo quiso ver, aquí tú fuiste quien realmente hizo todo el trabajo.

Mi intención no era hacerla llorar, aquí estaba entre mis brazos haciéndolo. La reconfortaba mientras sacaba eso que la carcomía ya que en esta ocasión estaba asimilando que ya no estaría casada, que su matrimonio fue todo un verdadero engaño. No podía comprender la magnitud de su dolor, ya que en mi caso la amaba, pero nunca le demostré nada, nunca me vi como ella rechazado a cada momento por demostrar mi amor.

Se calmó mientras nos levantábamos para buscar a Koneko, era hora de volver a casa para ella poder afrontar lo que tanto temía...

♥♥♥

Estaba en mi casa redactando el documento y mientras más lo leía menos me convencía, cómo ella podía hacer semejante cosa cuando era a ella quien le jugaban sucio. Eso demostraba una vez más lo valiosa que era como mujer, el buen corazón que poseía. Había pasado una semana y no la había visto, ella estaba con sus cosas mientras yo me ocupaba del papeleo sin dejar ningún cabo suelto.

La mudanza se pospuso para cuando ya los papeles estuvieran firmados para no crear escándalos, era lo mejor por ahora. Mientras yo seguía cortejándola, en estos días que no podía verla, le había mandado una torta de fresas, amaba con locura esa fruta y el pastel relleno más, o si no una nota con algún mensaje, así como también sus comidas favoritas para que no se olvidara de comer.

Los buenos días, tardes o noches. Mensajes diciéndole que no se olvidara que había alguien que la pensaba con locura, quizás era muy directo. Pero no quería perder mi tren, una oportunidad como esta no la quería desaprovechar, observaba como ella empezaba a soltar ese pasado que la carcomía, yo quería soltar el miedo y la culpa. Benjamín nunca la quiso, siempre me daba luz verde para que la conquistara, para que la alejara de su lado, pero no podía hacer eso, ella no me quería ni un poco, como podía ser tan idiota de cortejarla cuando babeaba por él a cada segundo. Tenía mi dignidad, además estaba seguro que ella podía conquistarlo ya que fui testigo de las cosas que ella era capaz de hacer para enamorarlo.

No eran para mí y yo fui quien terminó a sus pies quien deseó que por tan solo un segundo me mirara como si no existiese nadie más. No fue mentira cuando le dije a Ben que en esta ocasión no me quedaría con los brazos cruzados, fueron cinco años de oportunidades, y no valió la pena, solo dolor y desdicha para los tres, porque él nunca dejó de amar a Melanie, yo no dejé de amar a Cassandra y ella no dejó de amar a Benjamín.

Tenía una oportunidad y solo le pedía al cielo que por favor me concediera esta oportunidad, porque no dudaría en dar mi vida si me lo pidiera. 

Soltar #PGP2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora