Capitulo 114

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Esperanza: Don Ariel.

Ariel: Buenos días- dijo entrando muy aprisa.-Vine a ver a mi nieta.

Esperanza: pues es que no se va a poder.

Ariel: ¿por qué? ¿A caso mi hija se lo prohibió?

Esperanza: no señor, la niña hoy regresó al kínder, Regina fue a llevarla.

Ariel: no lo sabía, entonces ya se siente mejor.

Esperanza: así es.

Daniel intentaba sacar algunas cosas de su maleta, pero debido a sus muletas y su pierna lastimada era casi imposible hacerlo, por lo que decidió regresar y buscar la ayuda de Esperanza.

Ariel: ¿y Regina tardará mucho?

Esperanza: no creo, el kínder queda muy cerca.

Daniel: Esperanza, ¿puedes ayudarme con mis utensilios de aseo por favor? - al aparecer frente a ella se cruzó también con Ariel.

Los dos se observaron de una manera muy seria.

Esperanza: claro, joven.

Ariel: ¿Qué hace usted aquí?

Daniel: aquí vivo, junto a mi esposa y mi hija.

Ariel: Miranda es más hija mía que suya, yo la he cuidado durante estos años.

Daniel:  pero el padre soy yo, me he hecho cargo de ella desde que supe de su existencia, usted debe aceptar que es su abuelo.

Ariel: no sé con argumentos convenció a mi hija para que volviera con usted, pero no será por mucho tiempo.

Daniel: ¿y que va a hacer? ¿me va a mandar a sacar de la ciudad, del país? Eso jamás se lo perdonará... yo pensé que usted era un hombre admirable, sensato, inteligente, pero veo que solo quiere ejercer poder sobre cualquier persona sin importar lo que piense, eso incluye a sus propios hijos, es una lástima que Regina no se deje manipular de usted.

Ariel: Ella va a terminar por entender que usted no la merece, yo mismo me voy a encargar de eso.

La puerta del departamento se abrió.

Daniel: todo lo que hace lo aleja cada vez más de Regina y por consiguiente de su nieta, si cree que no saldremos adelante por no trabajar para usted está muy equivocado, somos fuertes, preparados y jóvenes.

Ariel: Regina va a regresar a trabajar conmigo, lo de ayer fue solo un berrinche.

Daniel: se ve que no la conoce, Regina es una mujer valiosa y no va a permitir que usted interfiera con su felicidad, además es una excelente arquitecta y podrá trabajar en otro lugar donde si la aprecien de verdad.

Ariel: usted no es su felicidad, es el hombre que la embarazó y la engañó, el que la ha hecho sufrir.

Regina guardaba silencio mientras los veía discutir, le hizo señas a Esperanza para que no la delatara.

Daniel: me arrepiento de no haberle dicho la verdad desde el momento en que lo supe, pero lo hice por el gran amor que le tengo, merecía su enojo claro que sí... no comprendo como un hombre tan resentido como usted puede tener una hija tan maravillosa como ella.

Ariel: ¡no me faltes al respeto!

Daniel: yo no le falto al respeto, le estoy diciendo la verdad de frente; no me gusta que una persona que tiene tanto veneno en el corazón este cerca de mi hija, si por mi fuera no dejaría que se acercara a ella.

Ariel: eso no puede hacerlo, soy su abuelo.

Regina decidió intervenir.

Regina: y Daniel es su padre, está en todo su derecho de buscar el bienestar emocional de nuestra hija, estoy de acuerdo que tenerte cerca no es una buena opción mientras sigas con esa actitud tan egoísta.

EL GIRO DE LA VENGANZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora