Capitulo 122

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Daniel la soltó como pudo.

Daniel: esto no está bien.

Ximena: ¿por qué? Tú me gustas mucho, ¿acaso no te gusto yo a ti?

Daniel: eres una mujer muy atractiva, pero soy un hombre casado y amo a mi esposa.

Ximena: no comprendo como puedes amar a una mujer como Regina.

Daniel se levantó poco a poco.

Daniel: y según tu ¿Cómo es Regina?

Ximena: una mujer egoísta, caprichosa, acostumbrada a que todos hagan su voluntad

Daniel: tu no conoces a Regina, ella es buena, sus sentimientos son transparentes. ¿sabes qué? acabo de darme cuenta de que siempre tuvo la razón.

Ximena: ¿de qué hablas?

Daniel: Lo siento, pero no puedo seguir trabajando contigo.

Ximena: ¿por qué? ¿Qué cucarachas te anda metiendo tu mujer en la cabeza?

Daniel: ella no me ha dicho nada al respecto, esto es una decisión mía.

Ximena: sabes que puedo demandarte por incumplimiento de contrato.

Daniel: y yo puedo acusarte de agredir a mi hija.

Ximena: esa niña es una mentirosa.

Daniel: no lo es, Miranda es una niña muy dulce y desde el principio no le agradaste, ahora me doy cuenta por qué.

Ximena: pues has lo que quieras, pero te olvidas de tu liquidación.

Daniel: no te preocupes, no pensaba exigirla, y suerte con esos clientes, si es que en verdad existen.

Daniel salió de su oficina no sin antes pedirle a una de las secretarias que enviara sus cosas lo más pronto posible.

Regina ayudaba a Miranda con su tarea, cuando tocaron a la puerta, Esperanza abrió.

Esperanza: mi niña alguien quiere hablar contigo.

Regina: ¿Quién es nana?

La puerta se abrió.

Ariel: soy yo hija.

Regina: ¿papá?

Daniel iba de regreso al departamento, estaba realmente apenado, su hija y esposa tenían razón.

Daniel: fui un verdadero idiota, ¿Cómo pude dudar de ellas?, la verdad es que Ximena es muy buena para envolver a las personas.

Taxista: ¿me decía algo joven?

Daniel: ¡no!, estaba pensando en voz alta, pero ¿me hace un favor?

Taxista: el que usted diga.

Daniel: antes de llegar al lugar que le dije ¿podríamos pasar por alguna florería?

Taxista: por acá hay una cerca, pero tendría que desviarme y le costaría un poco más el pasaje.

Daniel: no importa yo le pago el excedente.

Taxista: pues el que paga manda.

Ariel: se que me pediste no volver, pero me urge hablar contigo.

Miranda lo vio muy seria.

Regina: Nana ayuda a Miranda con su mochila por favor.

Esperanza: si, mi niña, vamos criatura.

Ariel y Regina notaron la seriedad de la mirada de Miranda.

EL GIRO DE LA VENGANZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora