Capitulo 15

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Daniel respondió al gesto y siguió su camino, después de unos minutos llegaron al edificio , Sofía seguía despierta, estaba por dar la media noche, se asomó a la ventana y desde allí pudo ver a lo lejos a su hermana bajar de un auto muy bien acompañada.

Regina le regresó el saco a Daniel.

Regina: gracias, nuevamente.

Daniel: no hay nada que agradecer.

Regina: como que no? Estoy bien gracias a ti.

Daniel: no podía dejarte sola.

Se escuchó un silencio en el que ambos se vieron y se sonrieron.

Daniel: creo que deberías entrar, hace mucho frio.

Regina: sí.

Regina le dio un beso en la mejilla y entró al edificio, Daniel quedó inmóvil y en cuanto ella se dio la vuelta se la tocó y sonrió.

Sofía esperaba muy ansiosa en uno de los sofás del departamento con tan solo una lámpara encendida, la puerta se abrió y Regina entró.

Sofía: se puede saber, que son estas horas de llegar?

Regina saltó de improvisto.

Regina: Sofía! Casi me matas de un susto.

Sofía: casi me matas tu a mí, llevo mucho esperándote y que veo, que llegas bien acompañada.

Regina: no es lo que estás pensando, puedo explicarlo.

Sofía: te escucho, esperarte me ha espantado el sueño.

Regina: ni mi mamá es tan aprensiva.

Sofía: qué?

Regina: nada, nada... Eran como las 8 cuando salí de la empresa a tomar un taxi que había pedido, un tipo intentó robarme, mis gritos alertaron a Daniel.

Sofía: Daniel?

Regina: si, el nuevo ingeniero.

Sofía: fue quien te trajo.

Regina: sí.

Sofía: pero entonces él te rescató?

Regina: déjame hablar... Daniel me defendió de ese tipo, impidió que me robara y con la ayuda de los vigilantes lo atraparon, tuvimos que esperar un buen rato a la policía para hacer la denuncia y declarar lo que pasó, por eso tarde, Daniel se ofreció a traerme para que no anduviera a estas horas sola.

Sofía: eso habla muy bien de él.

Regina: sí.

Regina suspiró, lo que causó risa a su hermana.

Sofía: hermanita, hermanita.

Regina: qué?

Sofía: ve a descansar.

Regina le dio un beso de buenas noches a su hermana y siguió a su habitación, al entrar, encendió una de las lámparas, la que estaba de su lado y observó dormir a su pequeña, le acarició el rostro y le dio un beso en la frente.

Regina: eres lo que más amo en la vida, dulces sueños mi princesa.

Daniel regresó a su departamento, encendió la luz, se quitó su saco, lo olió y percibió que tenía el perfume de Regina.

Regina: no, esto no puede ser.

Arrojó su sacó al sofá, se sentó y puso ambas manos en su cara.

Daniel: que está pasando conmigo?, jamás había sentido algo tan fuerte por una mujer.

Regina se cepillaba su larga cabellera frente al espejo, muy sonriente, recordando la cercanía que había tenido minutos antes con Daniel, era evidente que esa noche la había marcado, no por el posible robo sino porque había descubierto que por fin se sentía protegida al lado de un hombre.

EL GIRO DE LA VENGANZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora