Capitulo 133

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Daniel: ¿y ahora como salgo de aquí así?

Regina: no te preocupes, puedes ocultarlo bajo mi bolsa.

Daniel: ¿será lo suficiente?

Regina: yo creo que sí.

Rápidamente Regina recogió todas sus cosas, le paso a Daniel su bolsa y juntos se fueron de regreso al hotel, subieron a su habitación intentando no llamar la atención, al llegar a la habitación notaron que el problemita persistía, por lo que Daniel entró directo a la regadera a darse un baño de agua fría, Regina no paraba de reírse, pero su curiosidad pudo más y entró a observar a su esposo mientras tomaba su baño, él se dio la vuelta y le regalo una seductora sonrisa que ella no pudo resistir pues seguidamente se deshizo de su ropa y entró a hacerle compañía.

Daniel: ahora somos dos los que necesitamos agua fría.

Ambos rieron y se dieron un apasionado beso.

Mientras el agua caía sobre sus cuerpos y ambos se besaban y acariciaban, ella levantó una de sus piernas para apoyarse y rodear su cadera, por lo que esta posición le permitió  a Daniel llévala lentamente hacia la pared mientras ella lo sujetaba su cuello para mayor equilibrio y poder disfrutar del inicio de un encuentro muy excitante.

Después de un rato en donde ambos cuerpos en movimiento se sumergieron en un apasionado encuentro, Daniel bajó a Regina de sus caderas, al darle la espalda, el la abrazó por detrás como si nunca más quisiera soltarla, besó su cuello, uno de sus puntos más débiles, ella se diò la vuelta quedando nuevamente enfrente, se besaron de vuelta, él la volvió a subir sobre sus caderas para llevarla hasta la cama, en donde dieron unas cuantas vueltas hasta que ella quedó sobre él para marcar el ritmo de cada movimiento, no solo había un íntimo contacto físico cuerpo a cuerpo, también sus miradas no dejaban de estar llenas de amor, los besos y caricias hicieron de aquel encuentro apasionado uno de los mejores en mucho tiempo.

Se amaron hasta que sus propia resistencia física se los permitió, una vez terminado aquel amoroso momento se quedaron profundamente dormidos y abrazados.

Miranda observaba junto a sus abuelos fotografías de sus padres, donde buscaban los enormes parecidos.

Miranda: entonces aquí me parezco a mi papito.

Alicia: si, tienes mucho de él y de tu mami.

Miranda: y si un día tengo un hermanito, ¿se va a parecer a mí?

Lorenza: bueno como seria de tus dos papitos se parecerán a ellos y tendría algo de ti por supuesto.

Alicia: ¿acaso quieres un hermanito tan pronto?

Miranda: sí, quiero tener con quien jugar.

Lorenza: ¿Cómo está eso? Y nosotras? ¿No te diviertes?

Miranda: si, pero quiero que haya un bebe en la familia son muy lindos.

Lorenza: tu tía Sofía va a tener uno muy pronto y si tus papitos se deciden por otro bebe, se van a tardar más que ella.

Miranda: que lastima, yo quería pedirles un hermanito de navidad.

Las dos mujeres se miraron y empezaron a reírse a lo que la niña las observó un tanto confundida.

Daniel despertó de su breve siesta después de agotar hasta sus últimas energías con su esposa, al observar alrededor notó que no estaba a su lado, se vistió rápidamente y cuando tenía la intención de salir a buscarla la vio en el balcón hablando por teléfono, estaba algo seria, sin intensión de molestar la esperó hasta que ella regresó.

Daniel: pensé que habías salido. - dijo dándole un tierno beso en los labios-

Regina: no, me desperté, te vi durmiendo tan plácidamente que no quise despertarte, así que llamé a casa de mis padres para ver cómo estaba todo.

EL GIRO DE LA VENGANZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora