Capitulo 28

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Regina: necesito que seas sincero conmigo, si dices que me amas porque ese extraño comportamiento?

Daniel: porque tengo miedo.

Regina: miedo?

Daniel: Jamás me había enamorado como lo estoy de ti, temo que tanta dicha se empañé en algún momento.

Regina: yo te amo, y por supuesto que tuve miedo de aceptar lo que siento por ti, pero lo que he aprendido es que en esta vida debes dejarte guiar por tu corazón, ese nunca se equivoca y desde el primer día que te vi, supe que eras el hombre de mi vida, no temas, si ya estamos juntos hay que disfrutar de nuestro amor.

Regina tomó las manos de Daniel, este las besó.

Daniel: tienes razón, soy un tonto, el pasado debe quedar atrás, lo que importa es nuestro presente y futuro y esos los quiero a tu lado mi amor.

Daniel besó su frente, luego su mejilla y finalmente sus labios, ambos se entregaron en un apasionado y profundo beso, sus respiraciones empezaron sentirse muy agitadas.

Daniel: si quieres que me detenga solo dímelo.

Regina: no! quiero ser tuya y de nadie más.

Daniel volvió a besarla, ella lo detuvo y lo llevo de la mano hasta su habitación, cerró la puerta y siguieron envueltos en sus besos y caricias.

Regina le quitó lentamente la chaqueta, luego abrió uno a uno los botones de su camisa al compás que él no dejaba de besarla.

La camisa cayó al suelo, Regina observó el ejercitado pecho de Daniel y no pudo evitar acariciarlo, besarlo, después de una coqueta mirada, ella misma se quitó el vestido que traía, mientras él embobado la observaba, ambos apurados se quitaron sus zapatos y se envolvieron en un estrecho abrazo y un beso.

Miranda corría por todo el jardín de la casa de sus abuelos mientras Esperanza y su abuela la observaban.

Lorenza: me alegra verla así, Miranda a pesar de no tener un padre es una niña feliz.

Esperanza: mi niña Regina ha hecho un gran trabajo.

Lorenza: y tú también, has cuidado de ella mientras mi hija trabaja, eso también es gracias a ti.

Esperanza: ay señora, yo solo cumplo con mi trabajo.

Lorenza: tú eres parte de la familia desde hace años, te aseguro que para Miranda eres otra abuela.

Daniel abrazaba por la espalda a Regina, a medida que besaba su cuello y la tomaba por la cintura, se dio la vuelta lista para quitarse el broche del sostén, pero Daniel la detuvo y él mismo lo hizo, aventó el sostén al suelo mientras observó sus encantos unos segundos, regresó al cuello de su novia, pero esta vez de frente.

Ariel en la reunión empezó a notar la ausencia de su hija, al preguntarle a todos los conocidos si la habían visto, concordaron en que había salido con su novio y había dejado dicho que regresarían en un rato, para Ariel no fue extraño, pues para Regina siempre había sido tedioso los lugares llenos de gente y más desconocida.

La pasión se desbordaba en la habitación de Regina, ella estaba sobre Daniel disfrutando uno de los momentos más íntimos de su relación, al fin podía sentirse totalmente suya, Daniel desde abajo disfrutaba de cada movimiento dominado por el amor de su vida, por un buen rato olvidó lo que había platicado con su amigo.

Regina lo besó, Daniel dio media una vuelta a su cuerpo para quedar sobre ella, acomodó sus piernas alrededor de su cintura y continúo disfrutando de cada centímetro de su piel, sin dejar de besar y tocar cada rincón, Regina estaba tan excitada como él.

EL GIRO DE LA VENGANZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora