Capitulo 39

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Regina: si lo haces, dejaré de trabajar contigo.

Ariel: estás loca por ese hombre.

Regina: tú, estás loco, no sería justo que lo despidieras sólo porque lo quiero, además lo aceptaste como mi novio.

Ariel: porque creía que era un hombre sensato, pero ha sabido envolverte muy bien, tanto que logró que corrieras tras él.

Regina: eso no es verdad, Daniel es bueno, y el problema que tuvimos fue por mi causa, por eso debía aclararlo, y no dejé tirado el trabajo, solo moví algunas reuniones, dejé todo listo, sabes bien que no soy una irresponsable.

Lorenza: Ariel cálmate.

Ariel: acaso no la oyes? No te sorprendas si se deja embarazar de este también.

Regina: si tanto te disgustó tener a mi hija de un día para otro, está bien, no volverá a suceder, y si Daniel regresa a ver a su mamá nos llevaremos a la niña, nanaaaa!!

Esperanza corrió ante el llamado de Regina.

Esperanza: si mi niña.

Regina: recoge tus cosas y las de Miranda nos vamos al departamento.

Miranda: pero aun no cenamos mami.

Regina: cenaremos allá, corre, las espero en la camioneta.

Lorenza: hija no exageres, al menos quédense a cenar.

Regina: no mamá, gracias.

Antes de salir hacia su auto Regina se dirigió a su padre.

Regina: discúlpame por no ser una hija perfecta.

Lorenza: en serio que buscas con esto?

Ariel: no quiero que vuelva a sufrir por amor.

Lorenza: no compares a Arturo con Daniel, son dos polos opuestos, él ha demostrado cuando ama a nuestra hija y a nuestra nieta, no se te ocurre que es el hombre que puede hacerlas felices?

Ariel, subió a su habitación, venia alterado desde la empresa, al parecer había tenido un día muy estresante y eso lo llevó a explotar contra su propia hija, pero era tan orgulloso que no quería aceptarlo.

Regina, Miranda y Esperanza llegaron al departamento, Regina pidió la cena de su restaurante favorito, mientras cenaban estuvo muy callada.

Miranda: estas enojada?

Regina: no mi amor, sólo un poco cansada del viaje, por que no vas a lavarte las manos y a ponerte tu pijama.

La pequeña corrió a su habitación.

Esperanza: deja, yo me encargo de los trastes.

Regina: gracias nana.

Esperanza: a tu papá no le gustó nada el viajecito.

Regina: Ni me lo digas, no me gritaba así desde que era una adolescente.

Esperanza: entiende que estaba preocupado por ti.

Regina: pero estaba en un lugar seguro.

Esperanza: si, pero lo que le molestó es que te hayas ido así de repente y detrás de tu novio, seguro pensó que te le ibas a meter a la cama, ya sabes cómo son los hombres.

Regina: ya no soy una niña, sé muy bien lo que hago; nana, le confesé a Daniel el origen de Miranda, no quería secretos entre nosotros.

Esperanza: y como lo tomó?

Regina: contrario a lo que pensé, no se espantó, es más parece que lo entendió perfectamente, no me juzgó.

Esperanza: eso es muy bueno, eso quiere decir que te ama demasiado para aceptarte con tu pasado.

EL GIRO DE LA VENGANZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora