Primer arco:
Han pasado 1000 años desde que ocurrió el Ragnarok.
Los Dioses han convocado una nueva reunión, para hablar de aquellos acontecimientos y, en especial, de su humillante derrota. Pero todos los que siguen de pie no quieren afrontar esta...
Esa escena otra vez. Esa terrible, dolorosa e hiriente escena recorrió sus memorias y se hizo viva otra vez.
El peor escenario que pudiera imaginarse; algo que debió ser solo una mal sueño pero que se convirtió en realidad.
Habiendo tenido hace tan sólo momentos atrás la delantera, ahora se encontraban un paso más cerca de ser eliminados. Los humanos, las valkirias, sus esperanzas; todo eso sería eliminado de la existencia, con la victoria destructiva que dio Bishamonten en nombre de los Dioses para la duodécima ronda.
Pero… para ella eso no importaba.
Para Geir solo importaba llegar a ella.
– ¡Onee-sama! ¡Onee-sama!
De algún manera pudo pasar entre todos los espectadores de la humanidad que estaban conmocionados hasta llegar a la orilla de la arena; saltó el muro de contención y cayó al suelo estrepitosamente, abriéndose heridas en las rodillas pero tampoco le importó. De inmediato comenzó a correr hacia la persona en medio de la arena.
– ¡Onee-sama! ¡No te vayas!
– … Geir…
Brunhilde levantó la mirada a su pequeña hermana, con su rostro soltando mucha sangre propia. Todo por recibir de lleno el golpe de esa criatura que se hizo llamar "Zero"; a pesar de la condición mitad demonio del Einherjer, Sakata no Kintoki, no pudieron salir ilesos; fue el golpe más fuerte de su oponente, tal que acabó casi al instante con Kintoki y deshizo el Volund.
El cuerpo muerto de su compañero se hizo polvo verde que voló por el aire; eso alertó en especial a Geir, por lo que apresuró el paso sin importarle en cuantos hoyos cayera o si pudiera tropezarse con otra roca sobresaliente.
Brunhilde soltó un suspiro cansado, para mostrar después un rostro tierno y amable mientras se le acercaba su hermana menor.
– No llores Geir… ¿Recuerdas lo que te había dicho?
–¡Onee-sama!
– El momento llegará... cuando debes ser fuerte… Cuando harás las cosas por tu cuenta, sin necesitar de mi… ese momento ha llegado…
– ¡Onee-sama! – Geir podía escuchar sus palabras por lo bajo, pero su mente trataba de ignorarlas – ¡No me dejes, onee-sama! ¡Por favor!
– Confío en que podrás lograrlo… Toda la humanidad depende de esto…
– ¡No puedo estar lista sin ti! – la valkiria menor estiró su mano a Brunhilde para alcanzarla – ¡No me dejes sola!
– Te amo, hermanita… Salva a los humanos por mi.
– ¡Onee-sama…! ¡Onee-sama…!
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