Capítulo 42.1: Caos en la pelea. Derrota

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El pedazo del cuerno del Dios cayó poco a poco junto con sus pequeños fragmentos. Los primeros llegaron al suelo con sonidos de golpes diminutos, como si fueran canicas, para después dar lugar al pedazo mayor que golpeó con pesadez, resonó en el estadio y hundió el suelo con su silueta.

También dicho golpe generó un pequeño temblor que sintieron ambos contrincantes, tras lo cual solo quedó el silbido del viento entre los escombros de la ciudad. Todos los Dioses y todos los humanos que prestaron su atención quedaron en completo silencio por lo que acababan de ver:

Un disparo, el más especial del humano, acababa de destruir un cuerno del celta.

Los Dioses principales en especial quedaron boquiabiertos: Amaterasu y sus yokais; los hermanos griegos junto a Hades; Syf y Forseti en sus asientos; Shiva con sus esposas y Rudra con Lakshmí; Lugh, Morrigan y los 3 alumnos del celta.

Todos los divinos estaban en absoluto y rotundo silencio aterrador; la única excepción fue Heimdall, quien tuvo que hablar para expresar lo que sentía.

¡E-Esto… es…! ¡No lo puedo… creer! ¡De repente… Emiliano Zapata… consiguió, con una bala… destruir… uno de los cuernos de Cernnunos…! ¡El Dios astado ha perdido una asta…! ¡Le han arrebatado una asta!

El cráneo de Cernnunos fue también herido; de ese lado izquierdo, la cuenca por la cual su ojo se asomaba desapareció dejando a la vista parte de su rostro, como humano pero lleno de tierra, plantas y pelo facial, además podía contemplar con mejor claridad la gran sorpresa y shock que sentía Cernnunos.

– … ¿Eh…?

Incluso Emiliano Zapata estaba sorprendido; no esperaba que ese disparo saliera con un resultado tan gráfico, y de hecho ni siquiera creyó ser capaz de hacer tal disparo, que se pudo visualizar en la manera en que dejó de jadear por la sorpresa.

Ambos luchadores dirigieron sus miradas al cuerno roto en el suelo con un silencio de sepulcro aún presente en el ambiente. Pero, fueron los mexicanos quienes lo rompieron.

– ¡La puta madre, así se hace mi general!

Poco después, el orgullo y la celebración típicos de México comenzó a resonar en la arena; saltando de alegría e incluso montando como pudieran fiestas en los lugares donde estaban, en especial tocando música para animar el ambiente. 

– ¡Muy bien hecho hermano! – exclamó sonriente Eufemio, levantando ambos brazos y dejando caer su gorra.

– ¡Ese disparo fue magnífico! – complementó Ignacio con el mismo sentimiento – Es la primera vez que lo veo disparar como francotirador… ¡Y no sé por qué rayos explotó, pero fue muy bien!

– ¡Emiliano ♡!

El grupo de mujeres gritaron al unísono todas con los ojos brillosos y las mejillas rojas de la emoción; Josefa tenía el rostro más duro que las demás, tratando en vano de contener sus emociones.

– Si haces esas cosas, querido… ¿Cómo quieres que lo pase por alto…?

Al final se dejó llevar; levantó el rostro, con expresión muy parecida a las otras mujeres, solo que estaba mucha más roja de la emoción y en sus ojos también había brillo de excitación.

– ¡Lo hiciste muy bien querido, como siempre lo haces! ¡Ahora termínale de partir su madre a ese puto pinche cabrón! ¡Haz feliz a tu esposa, chingada madre!

Palafox y Villa se sorprendieron en gran manera por su cambio de actitud.

– ¡No podría esperar menos de su esposa! – comentó el Ave Negra con gran entusiasmo – ¡Con un espíritu igual al del Caudillo del Sur!

Shuumatsu no Valkyrie - Last Ragnarok IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora