Capítulo 46: Dolor de hermana

642 34 65
                                    

La valkiria de cabello morado hizo la pregunta con seriedad, con los ojos algo entrecerrados por su falta de anteojos. Sin embargo, los presentes no dieron una respuesta sino que tenían el mismo sentimiento.

Un nudo por tratar de decirle lo que había pasado.

Ese silencio le provocó molestia a la valkiria.

– ¡Díganme! ¿¡Qué estuvo--!?

Pero su cuerpo le falló; estando con tan pocas fuerzas por su ebriedad y no haber comido ni bebido nada hizo que sus piernas flaquearan. Pero el rey espartano ya estaba lo suficiente cerca para tomarla y evitar que tocara suelo.

– ¡Geir!

– Leónidas… – Geir se sorprendió y emocionó un poco por estar cerca de él – Estás aquí…

– Te dije que te ayudaría en todo, pero… ¿Por qué tenías que estar… en este estado?

– ¡Eso no importa ahora! – Dziva se mostró más preocupada que los demás – Debemos recuperar sus fuerzas lo más pronto posible. Debe estar en una camilla, ahora mismo.

Leónidas se molestó por estar cerca de una deidad que no conocía, pero una mirada afirmativa de Geir le convenció de al menos no atacarla; el espartano se llevó a la valkiria en sus brazos para llevarla a una camilla.

– ¡Estaba muy preocupado por ti! – exclamó bastante serio – En especial cuando desapareciste de aquí, ¿En dónde te metiste?

Geir se incomodó un poco.

– La verdad… no lo recuerdo… pero Dziva sí…

En la enfermería de Abatón, Geir caminaba de lado a lado con equilibrio nulo; a veces sus rodillas caían al suelo, que le provocaba una risa tonta antes de vomitar, ponerse otra vez de pie, y continuar su camino hacia…

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

En la enfermería de Abatón, Geir caminaba de lado a lado con equilibrio nulo; a veces sus rodillas caían al suelo, que le provocaba una risa tonta antes de vomitar, ponerse otra vez de pie, y continuar su camino hacia…

– ¿A dónde voy…? – volteó a los lados en busca de direcciones – De hecho… ¿En dónde estoy?

En su caminar tropezó con un cuerpo: elevada estatura, cubierto de una armadura, de pie junto a una camilla mirando la entrada de Gimlé. Cuando sintió el golpe de la valkiria, el cuerpo volteó a mirarla.

La valkiria respondió igual para mirarlo, aunque su vista estaba borrosa por su ebriedad y la ausencia de sus lentes; por eso no pudo identificar a quien había golpeado.

– ¿Eh? ¿Cuerpo grande y macizo…? – pudo identificar que estaba con los brazos cruzados que le hizo darse otra idea – Con esos brazotes yo creo que eres hombre… así que eres…

La valkiria dibujó una sonrojada sonrisa en el rostro y sin dudar lo abrazó extendiendo sus brazos todo lo que podía y dejando resbalar sus pies en el suelo.

– ¡Mi espartano favorito ♡! ¡Te eche de menos, grandote peludo!

Pero estaba muy equivocada.

Shuumatsu no Valkyrie - Last Ragnarok IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora