Capítulo 4. La deshonra materna

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Aquiles puso una mirada seria, combinada con cierto toque de diversión reflejado en una leve sonrisa, y observó detenidamente a Huitzilopochtli, esperando los movimientos que pudiera realizar. Pero, las gradas se emocionaban más y más ante los ataques entre ambos contrincantes.

- ¡Increíble! ¡Aquiles ha desafiado a Huitzilopochtli para ir con todo! ¡Mientras que el sigue dando su mejor esfuerzo para seguir de pie!

Afrodita, sentada en su cama dentro de su palco personal, miraba con especial atención y curiosidad al héroe griego que había enfrentado a sus troyanos hace muchos años.

- Así que no sólo es un guerrero bastante lindo y fortachón - habló con sensualidad e interés - También tiene un espíritu muy codiciable...

Geir seguía con la vista directamente sobre la arena, admirando los movimientos entre ambos contrincantes. Tenía muchas cosas en la cabeza por lo que aunque sus ojos estuvieran presentes su mente no lo estaba del todo. Uno de los temas que más le preocupaban era el estado de sus hermanas valkirias dentro de las murallas del Valhalla.

- Ya ha pasado unos minutos desde que comenzó esta contienda... Ellas deben estar, en su totalidad, despiertas... - al momento de susurrar aquello, un momento probable fugaz cruzó su mente que le robó una sonrisa.

» Seguramente Hlökk está enojada, bastante, porque Líf y Lífthrasir no se levantan de sus camas... seguramente Mist, Hrist y las demás la están convenciendo para que no golpee a ese lindo par de panecillos... - habló con dulzura y nostalgia.

» Apenas vamos en la primera ronda y siento que ya ha pasado una completa eternidad aquí... Pero... - nuevamente se puso firme - Debo seguir con esto para salvar a la humanidad y protegerlas a todas...

El panteón Mexica lanzaba porras y aplausos con gran fervor, llenando completamente el lado de los Dioses espectadores del combate.

- ¡Ese es nuestro representante!

- ¡El gran Huitzilopochtli! ¡El colibrí del sur!

- ¡El terror de Mesoamérica aplastará a ese humano en un santiamén!

- ¡¡Tiemblen, humanos!! ¡¡El Dios de la guerra ha de bañar este campo de batalla con la sangre de ese humano!!

Pero, mientras todos festejaban y apoyaban apoyo la deidad con devoción y fervor, Coatlicue permanecía con las rodillas pegadas al suelo, prestando toda la atención que pudiera en el campo de batalla.

- Madre, no tienes que preocuparte por mi hermano - habló de forma calmada Cuahuitlícac hacia la Diosa - Ha vencido muchos obstáculos, ganado en innumerables peleas contra otros Dioses para defender el pueblo que se reverenciaba a él... ¡Es el colibrí del sur!

- Desde que entró en esa arena, corre peligro de morir... - habló levemente Coatlicue, mientras lloraba - Me preocupó mucho el hecho de que caiga muerto en la arena...

- ¡El no caerá! ¡Si fue él mismo quien te defendió a puño y espada de tus demás hijos cuando quisieron matarte!

- ... - dirigió su mirada otra vez a su hijo, de quien derramaba su pecho bastante sangre por sus 2 heridas - Por favor, vence hijo mío...

- ¿"Dichoso Dios de la guerra", dices? - Huitzilopochtli sonrió ampliamente, mientras apuntaba sus armas a Aquiles - Dime, muchacho. Parece que te has informado lo suficiente, pero... ¿Realmente has escuchado de mi?

- ... - Aquiles permaneció en silencio, tratando de apretar con su cuerpo la herida en su abdomen.

- Yo soy un Dios bastante temido en mi panteón y por muchos otros Dioses y demonios... "El colibrí del sur", "Dios de la guerra" y mucho otros títulos... aunque, hay uno único que siempre me ha llamado la atención por sobre los demás...

Shuumatsu no Valkyrie - Last Ragnarok IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora