- Ah... ah...
- ¡Geir! ¡Quédate dónde estás!
La voz masculina del espartano, a pesar cargar un serio tono de preocupación, tranquilizó de inmediato a la pelimorada valkiria quien soltó una gran bocanada de aire.
Sin embargo, decidió moverse para saber su estado: sintió una pesada una roca estaba sobre ella, pero la posición de las rocas a sus costados creaba una pequeña cueva en donde se hallaba encerraba. Podía moverse, aunque no lo suficiente para salir sola.
Miró a su alrededor, aunque el polvo que levantaba con sus movimientos arrastrados no la dejaban enfocarse con claridad, pero pudo verse rodeada de rocas y escombros. De inmediato una pregunta surgió en su cabeza.
¿Qué fue lo que pasó? ¿Cómo había terminado en esa cueva de escombros?
Lo último que recordaba era muy confuso: una densa y palpable oscuridad inundó todo de manera literal, como si de repente se hubiera quedado ciega. Momentos después una luz emergió del cielo para iluminar todo, y antes de reaccionar a lo que acababa de suceder el estadio entero se estremeció y los escombros, al parecer, cayeron sobre ella.
Sus oídos retumbaban, como si estuvieran así desde hace un rato, y un líquido corrió de su frente; se tocó y aún en la oscuridad alcanzó a distinguir las características de su propia sangre.
Estaba a punto de moverse en su pequeña cueva otra vez, cuando de repente la piedra que la encerraba se levantó y entró la luz. Se movió para mirar hacia arriba, pero se deslumbró unos momentos sin darse del todo cuenta del griego que arrojaba la piedra lejos.
- ¡Geir! ¡Ya te encontré!
El soldado se estiró y tomó a la pequeña valkiria de la cintura; por instinto Geir respondió similar y se aferró al agarre del espartano, para que momentos después la valkiria se abalanzara y abrazara el cuerpo de Leonidas en un pestañeo que sorprendió incluso al hombre.
- Geir... ¿Te encuentras bien?
- ¿Eh? Si, si... Muchas gracias.
Ambos se quedaron de esa manera por unos momentos en silencio. Entonces la valkiria levantó la mirada y vio un poco más el entorno, dándose cuenta que tuvo la mala suerte de estar en donde cayeron el 90% de los escombros, mientras que cayeron a su alrededor solo había vidrios rotos, hojas caídas, y una que otra piedra tirada.
A unos metros, la valkiria observó a sus otras 2 hermanas; al parecer Skuld atendía algo que le ocurrió a Sigrune, y eso le preocupó bastante. La valkiria se separó del espartano y con mal equilibrio se puso de pie y empezó a caminar hacia sus hermanas.
- ¡Her... Herma...!
- ¡No te esfuerces! Yo te llevaré.
Leonidas no dudo en tomar a Geir para cargarla debajo de su brazo y entonces ambos se acercaron a la escena de las valkirias.
- ¡Cuidado Skuld! ¡Me duele!
- Sé que te duele... ¡Y más te dolerá si sigues moviéndote!
- ¡Lo siento!
En cuanto se dieron cuenta de su llegada, Skuld (quien normalmente vivía con una cara fruncida) se alegró con un rostro de esperanza recuperada.
- ¡Geir! ¡Estás bien! ¡Y completa!
- S-Si... Me alegra estar completa, aunque no del todo... - levantó su dedo para indicar su frente; sin embargo, aunque por fuera parecía estar muy bien, por dentro no se sentía de la misma manera.
Geir volteó para ver a Sigrune.
- ¿Sigrune, tú estás...?
- Me gustaría decirte que si pero... - levantó su brazo izquierdo y con su derecha se señalo: un pequeño pero profundo corte se dibujaba entre las costillas de la valkiria, rasgando su piel y manchando su ropa de rojo carmesí - Estoy con una fea muy herida gracias a un maldito vidrio volador.
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Shuumatsu no Valkyrie - Last Ragnarok I
FanficPrimer arco: Han pasado 1000 años desde que ocurrió el Ragnarok. Los Dioses han convocado una nueva reunión, para hablar de aquellos acontecimientos y, en especial, de su humillante derrota. Pero todos los que siguen de pie no quieren afrontar esta...