Capítulo 18.1: Guerra de Egipto. Tercer Dios

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- ¡Siiiii!

A pesar de sus heridas, Jingū junto suficientes fuerzas y dio un segundo salto, rebosando de alegría.

La humanidad clamaba a grandes voces y gritos de festejo; todos aquellos que dudaron ahora se dedicaban a la celebración. No había ni un solo humano en las gradas que estuviera sentado en ese momento: todos se habían unido en un gran clamor de victoria.

Jingu aterrizó en la plataforma, ya sumergida en el agua por el combate, y girando su cabeza pudo ver como todos en las gradas a su alrededor formaron un ambiente tan cálido, ferviente y emocionante.

Por enésima vez, las lágrimas tocaron sus mejillas. Esta vez, su motivación era su alegría.

« ¡Lo conseguimos Jingu! »

« ¡Ganamos este combate! »

- Si, señoritas Hrist... - sonrió mientras abrazaba la espada y su brazo aún con armadura - ¡Les agradezco haber peleado conmigo! ¡Pudimos ganar esta pelea!

- ¡Jingū Kougou ha conseguido la hazaña de derrotar al segundo soberano de los mares! ¡Y con esto, la humanidad obtiene su primer empate en el Ragnarok!

- ¡¡Siiiii!! ¡¡Ella es mi mamá!! - Oujin giraba a todos lados con emoción y lágrimas en todos lados de sus ojos - ¡¡Ella es mi mamá!! ¡¡Ella es mi mamá!!

- ¡Muy bien, Himo-chan! Sabía que lo lograrías - Ameno emitió una expresión de orgullo.

- Estoy muy orgulloso de ti, joven Okinaga - sonrió ampliamente su maestro del dojo.

- ¡Hija! ¡Siiiiiiiiii! - Hime y Nosukune lloraban sorprendidos y conmocionados, pero grandemente orgullosos y felices de ver a su hija viva y victoriosa.

- ¡Amoooor! - había un enorme torbellino de emociones que agitaron a Nakahiko, pero su desbordante afecto no le permitió siquiera articular una frase.

- ¡Lo conseguiste Jingu! - Sasaki apretó sus puños con emoción y orgullo - ¡Ganaste la batalla!

En el palco de Geir, las peleas hermanas exageraban con su celebración de victoria.

- ¡¡Ohhhhhh si!! - Lífthrasir lanzó un grito al cielo - ¡La humanidad consigue su primera victoria contra sus creadores!

- ¡¡Ahora, los Dioses temblarán de ira y miedo al recordar que la humanidad les volverá a patear el culo a todos ellos!! - concordó Líf, levantando un puño cerrado - ¡¡Prepárense para sufrir, malditos Dioses!!

- ¡Y qué mejor forma de ganar: por la mano de Jingū Kougou, la mejor espadachín de todos los tiempos!

 Líf volteó a ver a su hermana menor con una mirada amenazante.

- ¿Quieres que volvamos a discutir?

Geir sonrió con gran alegría y emoción.

- ¡Siii! ¡Jingū y Hrist... consiguieron ganar...! ¡Consiguieron la victoria contra el segundo Poseidón!

Unos instantes después, de manera inevitable, una sonrisa de avaricia se asomó por sus labios, y entonces declaró el pensamiento que salió de su mente.

Shuumatsu no Valkyrie - Last Ragnarok IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora