Capítulo 10. Pelea de Reyes

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- ¡La pelea pasada fue emocionante!

- ¡Por supuesto que si! ¡Un semidiós contra un Dios!

- ¡Creí que nunca terminaría!

- ¡Y a mi me hubiera gustado que siguiera!

- Espero que las siguientes peleas sean así de emocionantes.

- Por supuesto que lo serán.

- Pero... hay algo que no entiendo...

- ¿? ¿Por qué... la arena es...?

- ¿Por qué está llena de agua?

Una plataforma circular y metálica en el centro, mientras que alrededor el agua cubría toda la arena de combate. Un par de fuentes a los costados de las gradas soltaban cascadas de agua con lo cual se alimentaba la piscina y permanecía llena.

A pesar de que el coliseo era otro, la arena de combate tenía exacta igualdad y similitud al tercer combate que se llevó a cabo durante el Ragnarok en el Valhalla hace un milenio, combate que todos en kas gradas podían recordar a la perfección.

- Si, me recuerda a ese combate...

- ¡Así es! ¡El combate entre Poseidón y Sasaki Kojiro!

- Pero entonces... ¿Un Dios del mar va a luchar?

- No creo que sea así... - Uno de los espectadores a las orillas se estiró y bebió un poco del agua. - Es... agua dulce...

- ¿Agua dulce? Entonces... ¿Quiénes pelearán?...

Heimdall apareció en el centro de la arena después de bajar de un par de cuervos que le cargaban una pequeña silla. El Dios Nórdico se levantó, sacudio un poco sua ropas, y con su cuerno comenzó a hablar.

- Después de la terrible derrota de Aquiles, el héroe de Grecia, el marcador está un punto a favor de los Dioses. La humanidad ahora mismo tiene un pie dentro de la extinción.

Zeus y Atenea aparecieron nuevamente en su palco; prácticamente igual a cuando se había ido, la Diosa estaba dando pequeños brincos de felicidad mientras silbaba en voz baja. Ares y Hermes les vieron llegar.

- Entonces seguirá Sobek - comentó Ares.

- Así es. Papi tenía razón - habló con orgullo y altanería la Diosa de la sabiduría - Si que los egipcios estaban ansiosos por tener el segundo encuentro.

- Ya me lo imagino - comentó Hermes - Con la victoria de Huitzilopochtli, ellos han de querer tener el título de la segunda victoria, y consecutiva.

- No se te escapa nada, Hermes.

Zeus se sentó y acomodó en la silla que tenía, y al cabo de unos instantes Atenea, sin importarle lo viejo y frágil que podría llegar a parecer su padre, se sentó en el regazo de Zeus con una sonrisa de niña mimada.

- ¡Vamos papi! ¡Trátame como si fuera tu princesa!

- Oh cariño, tu siempre lo eres. - Zeus con un gesto de amor le acarició el cabello a la Diosa.

Shuumatsu no Valkyrie - Last Ragnarok IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora