Capítulo 17: Orgullo y lágrimas

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- ¡Furia del Nilo!

- ¡Itou Sai!

Ambos golpeaban sus armas con todas sus fuerzas y en todo momento. Jingū, a diferencia del comienzo del combate, tomaba la iniciativa para atacar de frente, mientras que Sobek-Ra de igual manera que antes atacaba, usando sus garras, su cola, su tridente e incluso sus propios dientes.

Atacaban, se golpeaban, se defendían, gruñían. Hacían de todo, envueltos y entrelazados en un intercambio infinito, con un ritmo igualado: ninguno era mayor que el otro, y ninguno era inferior al otro.

- ¡Esto ha llegado a una combinación imposible de separar! - exclamó Heimdall, asustado y sorprendido desde las gradas de los Dioses - ¡Jingū y Sobek han comenzado un frenesí imparable y violento! ¡Será imposible detenerlos en estos momentos!

- ¡Siiii! - con emoción, Atenea miraba el combate - ¡Esto si es una pelea!

- ¡Ahora falta conocer la incógnita de este gran combate! - habló Heimdall - ¡Lo que importa ahora mismo es... El desenlace de esta batalla!

Las gradas, humanidad y Dioses, unidos apoyaban a sus participantes con toda su voz hasta destruir sus cuerdas vocales. Ninguno se detenía ni siquiera a reapirar.

- ¡Vamos, Jingū! ¡Vamos Jingū!

- ¡Tú puedes!

- ¡Gana por la humanidad!

- ¡Te lo pedimos!

- ¡Gana por nosotros!

- ¡Gana! ¡Gana!

Los humanos gritaban con desesperación y emoción para alentar a su mujer representante; incluso la gente que habían exclamado en sus quejas todo el de combate finalmente se dieron cuenta de sus errores y ahora la apoyaban.

Sasaki estando de pie, gritaba eufórico con sus manos al aire, mostrando la gran emoción que sentía.

- ¡Tú puedes Jingu! ¡Tú puedes!

- ¡Mamá! ¡Mamá! - Oujin con una gran sonrisa en su rostro lloraba mientras gritaba estando de pie - ¡Por favor, gana mamá! ¡Tú puedes!

- ¡Señor Oujin! ¡Se caerá!

- ¡Vamos! - Sasaki y Oujin se tomaron de los hombros y gritaron - ¡Tú puedes ganar!

De igual forma, toda su familia gritaba y ovacionaba de pie. Sus padres, su maestro, Hibiko, Nakahiko. Todos tenían su ferviente esperanza en Jingū.

- ¡Vamos Sobek!

- ¡Tú puedes derrotarla!

- ¡No tires el orgullo del gran Egipto!

- ¡Gana en nombre de Anubis!

- ¡Sobek-sama, usted puede!

- ¡D-O-D! D-O-D! ¡D-O-D! ¡D-O-D!

- ¡Poseidón de Egipto!

También los Dioses estaban eufóricos y muy emocionados, especialmente los de Egipto. La Trinidad principal, Horus, Osiris e Isis, se levantaron junto con los demás espectadores de sus asientos y lanzaron sus palabras directamente a la arena.

- ¡Vamos Sobek!

- ¡Gana por Egipto!

- ¡No olvides la victoria de Anubis!

- ¡Y tu victoria contra los Dioses del mar!

- ¡Ni se te ocurra perder!

Anubis, el único que no gritaba con euforia y que ni siquiera estaba en las gradas: miraba desde un balcón alto y lejos de los espectadores. Cruzado de brazos, observaba en silencio el combate, recordando sus tiempos como peleador del Ragnarok hace un milenio. Solo pudo suspirar ante ello.

Shuumatsu no Valkyrie - Last Ragnarok IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora