CAPÍTULO 54

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El interior de la enorme habitación me dejó con la boca abierta no era normal lo grande que era ese lugar, era más grande que mi casa, sin exagerar era hermoso las paredes en tonos grises y una escalera de caracol asomaba por el fondo llevando a la siguiente planta, Liam tomó mis maletas y subio las escaleras a la planta de arriba junto con las suyas.

Axel tomó mi mano y me sacó a la terraza donde había un jacuzzi en un lado y tumbonas del otro lado, estaba alucinando—¿Te gusta?—me abrazo envolviéndome  entre sus brazos dejaron besos en mi cuello—No sabes lo excitante imagen que acaba de crear mi mente con ese jacuzzi, nunca me habían gustado tanto—yo me sonroje y golpeé su abdomen haciendo que me soltase de inmediato.

—¡Pervertido!—dije volviendo al salón donde se encontraba Aarón tumbado, y de un  salto me tiré encima de él, soltó un quejido y abrió los ojos.

—Me esperaba otra manera de despertar más placentera que está rubita—Aunque...mmm..tampoco me quejo—sus manos se posaron en mi culo apretandolo y moviendo mis caderas sobre él—Perfecto.

¡Malditos simios en celo!

Me levanté y fui por donde se había ido Lima escuchando como se reía la rubia desde el sofá, subí las escaleras y Liam junto con Egan estaban hablando detenidamente, llamé a la puerta y los dos se voltearon a verme con una sonrisa que me dejó los pelos de punta—Hola pequeña, ¿en que somos buenos?—Egan me hablo con una bonita sonrisa.

—¿Que haremos hoy?—les pregunte.

—Hoy mi pequeña te tenemos una linda sorpresa que esperamos que te guste, mi madre y la tuya te acompañaran en una día relajante en el spa y por un vestido, mientras que nosotros prepararemos todo lo demás para nuestra noche, así que ya debes ir preparándote no tardarán en venir por tí—yo asentí y me arregle el pelo y tome un bolso, no tardó en sonar el teléfono de Liam, avisándome de que ya estaban en la recepción esperando por mí. Egan me acompaño en el ascensor y me acorraló entre sus brazos—Pequeña no me gustaría enterarme que alguien que no seamos nosotros te toque espero que sea una masajista no deseo castigarte en nuestras vacaciones pero no dudaré en hacerlo—sus palabras calaron mi cuerpo dejándome excitada, maldición estar con ellos hace que se me pegue lo hormonal y caliente.

Llegamos a la recepción y Egan me tenía agarrada de la cintura, mi madre nos miraba moviendo sus cejas y me hizo reír mientras que Céline nos miraba con una sonrisa me despedí de él y llegamos a una ¡¿limusina?!, a veces se me olvida el dinero que tienen.

—Que ganas tengo de un masaje—dijo mi madre estirando sus brazos en el asiento.

—Y de los masajistas amiga, no olvidemos a los masajistas—dijo Celine con una risa.

—Como he podido olvidarme de ellos pobrecitos—dijo con su mano en el pecho.

—Por dios están casadas—dije y ellas se volvieron a reír de mí.

Llegamos a el spa y mi madre se ocupó de hablar con la chica, pasamos al vestuario donde nos dieron un albornoz y unas chanclas nos colocamos nuestro bikini, me hice un moño alto y pasamos adentro, una chica alta morena dijo nuestros nombres y nos llevo a cada una a una sala, me tumbe el camilla con una toalla fina que cubría mi culo y una pequeña parte de mis piernas.

Escuche como la puerta era abierta y una voz varonil me hizo voltear hasta un lindo moreno con una sonrisa reluciente—Hola hermosa señorita, me llamo Mateo y seré tu masajista—le devolví el saludo y deje que empezara a hacer su tarea.

Bueno ya se lo que dijo Egan pero no tiene por qué saberlo, ¿no?

—¿Usted es de las que prefiere hablar o silencio?—me pregunto dudoso.

LOS LECROUXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora