Cuatro años después..
—¿Axel se puede saber dónde has dejado mi cuaderno?—le preguntaba al simio que tengo por novio que se encuentra revisando unos planos en el escritorio de su despacho.
—Lo tienes en la mesa de la entrada—yo me levanté del suelo y baje las escaleras y ahí se encontraba el dichoso cuaderno—¡Je t'aime beaucoup!(te quiero mucho)—le grite y subí las escaleras hasta llegar a donde estaba él y deje un beso grande en su mejilla.
—Yo te amo tontita—dijo agarrando mi cintura y dejándome sentada en sus piernas dejando besos en mi cara—Mira que te parece—me dijo enseñándome unos planos de la casa que lleva tiempo queriendo hacer, se podía ver todo el empeño que le ponía a sus planos para que quedarán perfectos, así es el simio es el jefe de las sedes de Europa de su familia—Fue mi primer diseño, pero..—lo corte uniendo nuestros labios.
—Pero nada esa casa un día la veras hecha y yo estaré ahí orgullosa de ti—dije y el sonrió en grande—Tienes más trabajó es que necesito tu ayuda—el tragó nervioso y negó rendido me levanté cogiendo su mano llevándolo hasta mi sala de experimentos.
—Tengo un amor-odio por esta sala—dijo cuando lo deje sentado en la silla enfrente de mí y le mire con una ceja alzada.
—A si—dije graciosa.
—Si sobretodo cuando te recuerdo a ti abierta de piernas sobre esa mesa—yo me sonroje y seguí con lo mío—Al día siguiente estabas super inspirada no me lo agradezcas—dice y yo solo negué riendo, tome algunos trozos de tela y los pegue a su cuerpo mirando cual le sentaría mejor y en decanté por un azul Prusia, algo sencillo, pero que remarcaba sus ojazos grises—Me gusta, no me vas a enseñar los diseños eres mala—yo reí y negué este diseño aún es una idea que no me convence solo es una prueba y él mi conejillos de indias—No lo tienes claro—yo suspire y me apoye en su pecho que se encontraba al descubierto—No pasa nada estrellita, todo lo que tú hagas a mi me va a encantar.
—Estoy nerviosa el desfile es en tres meses y todas las ideas que tengo están muy borrosas, tengo miedo de hacer un desastre—dije sincera.
—Blair hermosa, te has vuelto una diseñadora de prestigio a tu temprana edad mucha gente te apoya y le gusta lo que haces, tanto como a mí, yo siempre estaré contigo en todos tus pasos hasta el día que te canses de mí y lo siento mucho, pero eso no será nunca, así que si no encuentras tú inspiración yo puedo ayudarte de una manera muy gratificante—dijo sugerente besando mi cuello y yo asentí, y me dejó apoyada en la mesa quitándome la ropa dejándome llevar por sus caricias.
....
Un teléfono vibrando me comenzó a despertar perezosa me solté del cuerpo de Axel y comencé a buscar el dichoso teléfono que era el de Axel—Te están llamando pero el solo se giró y yo tomé la llamada y contesté sin dar mucha importancia a quien se encontraba llamando.
—Diga—dije ya limpiando mis ojos con las manos, pero nadie me contestaba—¿Hola?
—Pequeña—la voz de Aarón me hizo despertar de golpe abriéndo los ojos—¿Cómo estás?—escuchar su voz aún causaba efecto en mí.
—Yo estoy bien, ¿tu?—le dije intentando sonar lo más calmada posible.
—Extrañándote demasiado, para que voy a mentirte—dijo sincero, dejándome sin habla.
—¿Querías algo?—le pregunté cortante sin decir nada a sus otras palabras y Axel ya despierto me hizo una gesto para que se lo pasará—Te paso a tu hermano.
—¿Que quieres?—pregunto de malas maneras—No podías esperarte una hora más tarde para llamar son las nueve de la mañana un domingo y esperas a que este despierto, más te vale que sea importante—dijo apoyándose en el respaldo de la cama y yo me levanté en dirección al baño para asearme y bajar hacer algo para desayunar, me coloqué un camión de tirantes de seda y las zapatillas de ir por casa.
En la cocina comencé a hacer el desayuno, una café con leche para, Axel y para mí un zumo de naranja y tostadas para ambos. Podía escuchar como discutía por teléfono, ya su relación con sus hermanos parecía a ver mejorado al menos ahora les cogía el teléfono, Celine junto con mi madre venían algunas veces. Mi teléfono vibro y una notificación apareció con un mensaje de María, ella vivía en un ático en un piso del centro hermoso, las notificaciones de volvieron más seguidas y me empecé a preocupar así que opte por llamarla.
Nena no vas a creerlo, necesito ayuda estoy nerviosa no se qué hacer—sonaba histérica y podía jurar que estaba dando vueltas alrededor de la isla de su cocina.
Ahora tranquila y cuéntame lo que sucede—dije yo comiéndome mi tostada.
Damien está en el portal de mi piso y hasta que no de mi permiso el guardia no le va a dejar entrar—yo deje de masticar y me quedé muda—Que hago, la última vez que hable con él le pegue con el bolso en la cara así que, ya me dices que coño hago porque el mastodonte de las narices me está sacando de mis casillas.
Habla con el tía, tu y yo sabemos que tenéis que hablar ya sabes la verdad de lo que sucedió y pase lo que pase te vamos a apoyar así que, respira hondo y dejale subir—dije yo viendo cómo Axel bajaba las escaleras pasando su mano por su cabeza nervioso—Y si la cosa va bien, aprovecha nena la abstinencia te tiene mal.
Muy graciosas estamos por la mañana—dijo ella con sarcasmo—Vale, que pase lo que tenga que pasar, nos vemos.
Yo miré a Axel extendiendo en su dirección la bandeja con las tostadas, pero el las dejo sobre la mesa—¿Que pasa?
—Mis hermanos vienen hacía aquí.
N/A (IMPORTANTE)
Hola hola
¿Cómo están?, espero que estéis bien, y os haya gustado tanto como a mí esta hermosa primera parte de Los Lecroux, me gustaría decir que si han quedado algunas dudas que no entendáis las dejéis en comentarios y que próximamente nos veremos con la segunda parte llamada RINALDI.
Donde habrá drama, tensión, romance y muchas cosas más .
Pero también me gustaría que le dierais una oportunidad a mi historia Lady Mascarade de la cual actualizaré más continuamente.
Besos y nos vemos, en los demás libros.
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LOS LECROUX
أدب المراهقين{Duología Eternel} Primera parte: Una noticia que te toma por sorpresa, una mudanza, nuevas amistades, rencuentros y nuevas experiencias. Cuando mi madre me conto que nos íbamos a mudar otra vez a otro lugar diferente a los que estaba acostumbrada...