🔴Capítulo 81🔵El Vals.

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Menos mal, porque al fin se oyen sonidos de los micrófonos. En la tarima hay un grupo de personas, entre ellos las dos parejas Cacciatore. Pero en frente de los micrófonos no están ellos, sino dos hombres mayores. El que está del lado de Alfonso es un hombre regordete, moreno y tiene el cabello gris. Por otro lado, el sureño es más alto de menos peso, y las canas acabaron con el color de su cabello.

—¿Quiénes son ellos? — me inclino hacia Violet, esperando una respuesta directa.

—Los asesores de cada lado — responde.

—¿Asesores de qué?

—Para ser más clara, son la mano derecha de cada don, de cada patriarca — me explica paciente —, me sorprende que no hayas visto a Fabio, el hombre llega a menudo a la casa.

Me quedo pensando en su respuesta, quizás lo vi, pero no fue tan importante como para recordarlo. Todos los que van a la casa de Alfonso parecen sus amigos o empleados, no les presto mucha atención.

—Deben ser muy importantes — comento viendo como la mayoría inclina la cabeza al verlos.

—Lo son, Alfonso y Donato no toman ninguna decisión sin antes pedir un consejo u opinión de ambos asesores — me cuenta, algo sorprendente viniendo de Violet —, son los segundos a bordo cariño. Hay que tener mucho cuidado con ellos — eso último lo dice apretando mi mano.

El sonido del micrófono me regresa a la realidad. Ambos asesores están a los lados, en el centro de ellos está una mujer rubia de vestido dorado. Violet me dice que es una abogada sureña, que siempre da la bienvenida. Si le desagrada, no me lo demuestra.

—Damos las gracias eternas a nuestros patriarcas, Don Alfonso y Don Donato Cacciatore por hacer la asamblea posible un año más — dice en cuanto se hace silencio —, y por unirnos como una sola comunidad desde la conciliación por nuestra matriarca Bianca Cacciatore.

En lugar de aplausos, todo el público dice: muchas gracias gran matriarca.

Joseph y yo compartimos una mirada extrañada.

—A continuación, las palabras de bienvenida por los altos asesores — los señala extendiendo los brazos —, Fabio Grimaldi, asesor del norte y Leonardo Testa, asesor del sur — los aplausos no se hacen esperar. Leonardo es el primero en tomar el micrófono y comenzar con su discurso.

—Buenas noches tengan toda la honorable comunidad del estado — empieza a decir, me recuesto en mi silla un poco aburrida, creo que Janice se debe sentir igual que yo, porque esta más concentraba es su copa de vino que en lo que está sucediendo en la tarima. — Hoy nos encontramos aquí, para conmemorar, los sacrificios que nuestros honorables patriarcas han hecho, y si no es por sonar egocéntrico mi persona también — sus palabras son interrumpidas por más aplausos y risas. 

—El sacrificio y honor con el que hemos trabajado para ser de este un lugar mejor... — el hombre sigue hablando, pero mi atención se centra en Janice. La mujer de un momento a otro se ha puesto colorada, y su mandíbula cada vez se tensa más. — Gracias por su apoyo y palabras de aliento, gracias por confiar en nuestro trabajo, haremos lo posible por...

Un crack me vuelve a robar la atención. Un crack que provocaron las manos de Janice al presionar con fuerza la copa de vino. Todos los que estamos en la mesa la volteamos a ver alarmados, pero ella no reacciona de ninguna manera lógica. Se queda contemplando los trozos de vidrio en la mesa. 

Nadie le dice nada, quizás por temor o incomodidad. Por suerte, es ella la que rompe el silencio. 

—No puedo con esta farsa — susurra mientras sacude sus manos.

Mirada CruelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora