🔴Capítulo 6🔵Mi cautiverio de tres minutos.

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—¡Pero si tenemos a un par de espías! — exclama gozoso Skandar, el resto de sus amigos se ríen de nuestras expresiones asustadas —. Debemos tener suerte, Lily, ¿de casualidad sobro más cuerda? — el corazón se me acelera de solo escuchar eso. 

—Creo que un poco — le responde con una sonrisa cómplice —, aunque nada más para una persona — se cruza de brazos.

—Supongo que con eso bastara — dice regresando su mirada en mí —, no pongas esa cara, solemos ser hospitalarios con los espías.

La sola idea de quedar igual que el pobre Roger me quita la respiración. Prefiero que me noquee, al menos solo sentiré el golpe un segundo.

—Y no bromea — se entromete Jason —, ¿quieres la mitad del hot dog? — se acerca a Edmon, mi amigo niega amable.

—¿Tú también quieres algo? — me pregunta Skandar fingiendo un tono cordial, niego repetidas veces con la cabeza —, en serio tú escoge — vuelvo a negar esta vez más brusca —, ¿acaso no hablas?

—No creo que este muy cómoda, mírala como la tienes — comenta Lily, aunque no sé si lo dice para ayudarme o solo para echarle más leña al fuego.

—Tienes razón, prefieres tomar asiento ahí — me señala hacia arriba, donde están los restos del puente —, es muy agradable, hay mucha ventilación y la vista es maravillosa.

—Solo que tenga cuidado con los bordes metálicos marrones — agrega el chico golpeador, Jack —, porque se rompen con facilidad.

Después de ver lo que le hicieron a ese muchacho, creo que son capaces de obligarme a subirme solo para verme caer.

—No te asustes, hay otra opción, puedes ser vecina de Rogers — menciona Skandar muy emocionado —, míralo, se le ve muy tranquilo — ironiza con la vista puesta en el agonizante chico —. Los castigos de los espías son más misericordiosos que el de los traidores, te lo aseguro — me susurra sonriendo de un lado.

—Incluso les dejamos ir al baño — agrega Jason, comentario que le hace gracia a sus amigos.

—Pero no nos adelantemos, estamos siendo muy injustos — Skandar voltea a ver a sus amigos por un momento —, qué tal si comenzamos por la pregunta más obvia — hace una pequeña pausa —. ¿Qué estaban haciendo aquí?

Ninguno de los dos dice nada, Edmon y yo volvemos a cruzar mirada, como esperando a ver quien de los dos se atreve a responder. Estoy por tomar la iniciativa, cuando la cálida mano de Skandar me toma de la barbilla y la regresa al frente, justo chocando con su mirada.

—Las respuestas van dirigidas a este lado — me dice alzando una ceja —, a menos que con esas miradas estén ocultando algo — frunce el ceño —, en ese caso no me queda más que aumentar mis sospechas.

Intento decir algo, pero todas las palabras coherentes desaparecen de mi mente, quedo en blanco ante el tenebroso toque de este chico.

Por suerte Edmon no padece de ese mal.

—Nosotros tomamos este atajo — suelta mi amigo, desde el otro lado —, no queríamos demorarnos en la siguiente clase, por eso es...

—Digamos que eso es cierto — responde Skandar aun sin apartar su mirada de mí —, ¿por qué consideraron buena idea espiarnos?

—No los estábamos espiando — logro decir sin tartamudear, el chico abre más los ojos al escucharme.

—¡Así que si puedes hablar! — exclama exagerado —, ya me estabas asustando, aprovechando este milagro, te pido que justifiques tu respuesta — me dice como si esto fuera una estúpida prueba de matemática.

Mirada CruelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora