🔴Capítulo 69🔵Ese mensaje inesperado.

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Estaba en el auto cuando recibí un mensaje de texto. Volteo a ver mi teléfono extrañada, no es que mi buzón se la pase lleno, lo abro sin pensar.

 Es de un número desconocido.


Hola, primero quiero disculparme por haberme ido de esa manera tan abrupta. Te busqué después de la práctica, y como no te encontraba por ninguna parte, te estoy escribiendo.

Ah, es Skandar.

Maravilloso.


Me fui porque tenía un par de cosas por resolver, en especial por el accidente que tuviste con Barns. Entre otras cosas, es una semana bastante agitada. Pero no te escribí por eso. No fue difícil enterarme lo que te sucedió después de la práctica con Bardi.


Maravilloso, simplemente maravilloso. Como si no fuera lo suficiente malo, ahora ya es de dominio público.


No pienso extenderme con preguntas, tampoco quiero que respondas a este número, por la seguridad de ambos. Solo te voy a pedir una cosa y de verdad necesito que la obedezcas.

Nataly, si algo parecido te vuelve a pasar, si vuelve a sufrir un ataque físico o verbal, lo primero que harás es avisarme. No importa de qué forma, solo vas y me lo dices. De lo demás me encargo yo.


Bloqueo el teléfono justo después de terminar de leer. ¿Pará qué quiere saberlo? En verdad, esto se ha vuelto tan cotidiano, que he aprendido a defenderme sola. Si hay algo claro, es que no lo he necesitado.

Pero eso no quita que la oferta no me parezca... ¿Linda? En fin, solo esperaba no encontrarme más con esas chicas y que lo que sea que haya hecho Skandar, funcione.


Violet está bailando, si está bailando junto con Kalia en la sala. Ambas tienen un espíritu competitivo muy tenaz. Iniciaron una competencia por ver quién es la mejor en el Just Dance. O eso es lo que me dijo Joseph mientras se burlaba de ellas. Una canción de Bruno Mars nos está taladrando los tímpanos a todos, pero con tal de saber quién será victoriosa, no nos importa.

Creo que Fabiola se va a atragantar de la risa, no ha parado de grabarlas en su teléfono, así que quedaran los recuerdos. Un paso a la derecha, un par de saltos y otra vez el mismo patrón. Ambas están tan concentradas que no son capaces de escuchar los comentarios que Joseph, Fabiola y yo estamos haciendo.

—Queda un minuto — les anuncia Joseph viendo el cronómetro de su celular.

—Cuando tenía su edad bailábamos en los concursos de la escuela — recuerda Fabiola viéndolos encantada.

—Wow, no te imaginaba bailarina Fabi — le digo viéndola de reojo.

—Cariño este esqueleto aún se mueve igual — me dice moviendo su cabeza exagerada —, o quizás mejor.

—¡Me encantaría ver eso! — respondo con una risita.

—Pues lo verás el sábado cuando saque a bailar a Joseph — me da una palmadita en el hombro —, aunque también te veré a ti bailando el vals.

Mi hermano nos mira alarmado, bien eso si lo tengo que ver.

—No sabía que eso era una tradición — cambió de tema —, ¿acaso tú también lo hiciste?

—Por supuesto, y hasta la misma Violet — la miró interesada.

—¿Estudió en Saint Lincoln?

—Pues claro, todos en Manhattan hemos tenido que pasar por esos muros de piedra — me dice viendo hacia las chicas.

Mirada CruelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora