🔴Capítulo 50🔵Este lugar es un laberinto. Un inmenso y siniestro laberinto.

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La clase comienza a llenarse, eso hace que regrese a lo que me tenía preocupada. Lewis en definitiva arruinó mis planes, pensaba sorprender a Claire justo cuando saliera del sótano secreto. Ahora no me dejarán entrar a la bodega sin un permiso, y como ya no tengo detención...

 Diablos, jamás deseé ser castigada con tantas fuerzas.

Ahora tendré que hallar una forma de convencer a Claire.

Por fin entran a clase mis amigos, espero paciente a Edmon, cuando me ve, solo sonríe.

—¿Y? — Le preguntó, él capta mi pregunta.

—Perdimos — me dice sonriendo aún más.

—¿Y por qué estás tan feliz? — Le vuelvo a preguntar.

—Porque aquí está el desalmado — murmura la voz de Claire, ella y Anni se sientan frente a nosotros —, y la élite sureña, si nos escuchan nos podrían obligar a beber de esos líquidos químicos solo por diversión.

—O nos podrían disecar — agrega Anni exagerada —, y exhibirnos en la próxima feria científica.

—O nos podrían abrir el estómago y sacar nuestros órganos y venderlos al mercado negro — continúa Edmon casi al borde de la risa.

—Síganse burlando y no contarán con mis servicios funerarios cuando esos psicópatas los maten — les advierte una Claire seria, se voltea cuando ve que entra el profesor, y todos nos concentramos en sus indicaciones.



Tengo que trotar un poco para alcanzar a Claire, la chica camina bastante acelerada. Me tomo el atrevimiento de agarrarla del brazo derecho, ella salta del susto, pero cuando me ve se calma.

—¡Sanderson no hagas eso! — exclama con los ojos muy abiertos. — ¿Qué pasa si no te hubiera visto? Te pude haber tirado por el precipicio — me dice señalando a su derecha, estamos en uno de los puentes que une a los edificios C y D.

—Es urgente, créeme — ella se cruza de brazos y me hace una mueca extrañada.

—¿Qué hiciste chica? — Su sonrisa pícara se ensancha. — Necesitas ayuda con ventas, falsificaciones, necesitas intimidar a alguien o te quieres vengar...

—¿Qué? ¡Claro que no! — respondo.

—Sabía que tenías un lado oscuro, esa cara de inocente engaña fácilmente eh...

—¡Claire! — La interrumpo con un grito. — No se trata de eso, de nada de lo que acabas de decir.

— ¿Para qué me necesitas? — frunce el ceño.

—Necesito que hoy al salir de clases me... — pone los ojos en blanco.

—Oh, ya sé a dónde va todo esto — dice por encima de mí. — Quieres ir al infierno, de verdad Nataly, eres tan extraña.

—¿Extraña? — frunzo el ceño.

—Si, de todas las cosas que puedes querer de mí, me pides que te dé un recorrido por un sótano polvoriento, húmedo y lleno de basura. ¿Por qué? — La última pregunta la hace con gran curiosidad.

—No sabes la ayuda que me harías, Fabiola ha estado muy triste y me gustaría ayudarla, quizá si encuentro sus reconocimientos o anuarios se sienta mejor.— Le miento, aunque a medias, no he encontrado ni el expediente ni la cara de Fabiola, o cualquier Cacciatore en esa bodega, eso ya es muy extraño, para inquietarme.

—Que altruista, pero qué mejor que hacer felices a los Cacciatore, nuestras vidas dependen de ello — me dice entrecerrando los ojos. — ¿A qué hora? — su pregunta me hace sonreír de alivio.

Mirada CruelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora