—Yo sigo pensando que debiste hablar con don Alfonso de lo sucedido — me está diciendo Edmon mientras caminábamos por uno de los jardines. Era aún temprano en la mañana. — No es justo lo que sucedió, ella no puede salirse con la suya.
—¿Ahora de quién de las dos hablamos? — le pregunto recordando los acontecimientos de ayer.
—Pues...de las dos, supongo — me dice apenado —, en todo caso ambas comenzaron.
—Tengo un mal presentimiento de lo que podría suceder si me quejo con Alfonso — digo y luego me corrijo —, con don Alfonso, se podrían sentir ofendidos y hacerme algo peor.
—Nataly, dime algo peor que golpear, amenazar, inventar chismes sobre ti y amenazar a tu hermano — se pone de frente —, en serio, dime algo peor que eso.
—Podríamos vengarnos — le propongo, aunque la sola idea me intimida —, sin que sepan que fuimos nosotros.
—¿Podríamos? — alza una ceja. — ¿Nosotros?
—Por supuesto. ¿Acaso crees que no me he dado cuenta de cómo te tratan esos idiotas? — lo jalo a una banca cerca de la fuente —. Porque te cuento que lo he visto, esas miradas y hasta ataques físicos, las he visto — lo miro por unos segundos, atenta.
Él frunce el ceño y suspira.
—Créeme, ya me he acostumbrado y no me sucede con frecuencia, es una minoría la que prefiere atacarme — me dice esperando convencerme.
—¡Es que no debería no existir esa minoría! — salto a decir desacreditando sus palabras.
—Pues la hay y me tengo que conformar — se encoge de hombros —, al menos hasta obtener una beca universitaria y poder sacar a mis padres de ese barrio.
—Y lo harás, porque yo te voy a ayudar — le digo sonando reconfortante.
Si yo logré salir de un barrio de horror y de enemigos, claro que él también podrá.
—Más te vale — me señala divertido —, y también no orquestar ninguna venganza. Es mejor solucionar las cosas de raíz.
—¿De raíz? Entonces desaparezcamos a todos los acosadores de Saint Lincoln — le propongo en broma.
—Ojalá se pudiera Nataly, ojalá — me dice perdiendo la mirada en una esquina, la sigo y alcanzo ver a Claire corriendo hacia nosotros enloquecida.
—¡Hasta que los encontré! — nos dice sonando exaltada.
Edmon y yo compartimos una fugaz mirada.
—Pero si siempre estamos por este lado antes de entrar a clases — respondo.
—Pensaba que lo sabías, como eres la reina de la puntualidad — le recuerda irónico Edmon.
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Mirada Cruel
Fiksi RemajaEn la ciudad de Nueva York nada es lo que parece. Y Nataly lo supo muy bien... a las malas. *** Nataly no sabía a lo que se enfrentaría cuando el magn...