🔴Capítulo 5🔵 El desalmado en acción.

5K 252 20
                                    

3 semanas después

Me había adaptado muy bien a la escuela, hasta ahora había intentado evadir a todos los que tuvieran brazaletes rojos y por supuesto que había evitado a toda costa al individuo Cacciatore. Solo compartía la clase de historia con él, lo cual resultó tormentoso para mí porque es mi clase favorita.

Pero hoy, sin alguna razón aparente, me encontraba feliz, puede ser porque hoy es viernes tal vez. Nada más hay un problema, me toca educación física, las anteriores semanas se habían suspendido por la ausencia de la entrenadora, hoy al parecer está de regreso.

Esperaba que esa felicidad perdurara el resto del día, pero no es así. Edmon y yo nos demoramos en clase de literatura, porque la maestra nos tenía que entregar unas pruebas. Ahora teníamos que acelerar el paso o llegaremos tarde a clase de educación física. Eso no debería ser algo tan malo, pero según Edmon lo es por la maestra que nos da la clase.

La mujer tiene cero tolerancias con la impuntualidad, si no estás a tiempo o te demoras siquiera un minuto te echa de la clase. 

Estamos bajando al primer piso cuando Edmon se detiene, tira de mí detrás de una columna. Mira un par de veces del otro lado aprovechando la anchura, estamos cerca de la salida de los baños de hombres.

—¿Qué pasa? — susurro.

—El maestro Domm, eso pasa — mira mi expresión confusa y agrega —, es muy estricto, no dudará en pedirnos nuestro permiso por estar afuera, cosa que no tenemos.

—¿Por qué piden un permiso? — la sola idea se me hace ridícula —, ¿acaso piensan que vamos a hacer algo malo?

—Digamos que se han descubierto que algunos alumnos usan el espacio entre clases para hacer cosas...poco éticas — me dice dejándome asustada.

—¡Pero si solo son quince minutos! — exclamo abriendo más los ojos.

—No necesitas ni uno para golpear a alguien o para otro cierto tipo de cosas — me dice esperando que entienda sus palabras, si no fuera por creciente sonrojo, creo que no hubiera captado lo que me quería decir.

—Entiendo — le susurro —, ¿es tan malo si nos pilla? — pregunto cautelosa de que nos escuche.

—¿Malo? — niega —, es pésimo, no dudara en enviarnos a coordinación, donde nos obligara a pedir un permiso, eso solo nos atrasara más — le tiembla la voz al decir eso último.

—Oh diablos — susurro sin saber que más decir —, ¿tienes una idea de cómo salir de esto? — le pregunto, a este paso tendré que usarme como distracción para que Edmon corra hacía la clase.

Ambos nos asomamos un poco. 

—Se dé un atajo que podríamos tomar — se acerca un poco, su vista se dirige al otro lado del pasillo —, esperemos que se aleje Domm y me sigues.

No esperamos a que se aleje, la suerte se pone de nuestro lado cuando el hombre vuelve a entrar en el baño. No nos hacemos preguntas, compartimos una mirada fugaz y aceleramos el paso. Edmon hace que lo siga hasta el último edificio, el F. El polideportivo está tras bajar un largo graderío y caminar por un sendero.

Justo cuando pienso que vamos a tomar el camino normal, Edmon rodea el último edificio, por la parte trasera, por la desolada parte trasera. Mueve unas mayas metálicas. Ya estaban partidas, porque no le cuesta nada moverlas a los lados. Del otro lado hay un sendero, que en algún punto debió ser transitado, pero que ahora está lleno de maleza.

Retrocedo desconfiada al ver como mi amigo camina a través de ellas como si nada.

—¿No crees que nos meteremos en problemas por esto? — le pregunto muy nerviosa.

Mirada CruelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora