SORBOS DE SEXO

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Habían noches que jugaba a destilar el sudor de la hipocresía, intentando rescatar algo de mis deseos y hacerme a la infinita manía de los que ya dejamos de amar pero ni eso pude. Noches sin liras ni violines solo la buya áspera de la necesidad de eyacular y ni siquiera hubo aquellos ojos entrecruzandose para descubrir la intensidad del deseo, solo unos desabridos labios retorciendose de estupor por no gemir ni susurrar la ingreída pasión del infortunio y apenas un sorbo de sexo para la sed animal con la que nací. Noches sin la magia de los miedos, del corazón acelerado descubriendo mundos y mucho menos ahogados de dulzura. Noches donde ni por cortesía quitamos las vestimentas con aquella inquietud de conquistar la voluntad ajena, simplemente nos empelotamos y juntamos unos metros de piel insensible. Noches tan oscuras que ni por el agujero de la incertidumbre se colaba la luna, no habían ni palabras ahogadas suplicando mas sufrimiento ni siquiera improperios pidiendo mas castigo. Noches donde no hizo falta una vela escurriendo su cera siquiera, ni una flor herida de muerte sobre la mesa de noche ni mucho menos un maldito verso adornando la lujuria. Desde que perdí el delirio que trae el dulce amor conque nacimos solo hay sabanas repletas de sopor y agónicas noches con tibios sorbos de sexo.

POESIA ERÓTICA Y OTROS DEMONIOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora