RELATO (3)

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No era muy difícil sentir como se aceleraban los latidos, una vez sus pies involuntariamente bajo la manta rozaba los míos, no habíamos acordado tocarnos siquiera, pero era lógico que no estábamos allí por simple casualidad, no era fortuito, porque tanto el uno como el otro habíamos cruzado de la realidad a lo imaginario buscando un mundo sin especulaciones, más equitativo, más conciente, más permisivo y tan nuestro y entonces esta vida había hecho el trabajo de juntarnos sin preguntar el fin, o el por qué, solo ajustando las necesidades de quienes llegan a su increíble universo. Allí estábamos, las letras eran las que ostentaban amistad, confianza, regocijo, calma, ellas eran un lazo interminable dónde iban atados los sentimientos emprendedores, los sueños, las esperanzas, las bonanzas infinitas, los corazones abiertos. Allí estábamos y uno de sus dedos había comenzado un viaje, me había rozado y ya sentía los aleteos en mi estómago, de los miedos que traían del común mi palpitar se alzaba en acelerados latidos, luego ímpetu, luego atrevimiento, luego locura.
Habíamos dejado nuestros secretos, esos que a veces se esconden del que dirán, del por qué me asustan, por qué me ahogan, por qué me condenan.
Compartimos las hojas que habíamos arrancado del mundo viejo, de ese mundo que nos señala, que nos condena, que nos limita que nos hace creer que vivir a plenitud es pecado, que imaginar desmesuradamente tiene algún castigo, que desear sin prohibicion es allanar lo prohibido. Donde nos toca leer a escondidas, dibujar desnudos en un solitario risco, complacer las necesidades temiendo al escarnio, cerrar los ojos y los oídos, soportar las ansias conque nacimos.
Allí estábamos, sin miedos, sin prohibiciones, disfrutando hasta lo más diminuto, cada vello erizado, cada pezón endurecido, los labios que se han buscado en ese incansable infinito, los pensamientos que han acordado unidad rumbo a cada rincón de piel que se junta, que se atrae que se excita y asi construimos a una montaña más cómoda de los filos hirientes de los viejos riscos.

POESIA ERÓTICA Y OTROS DEMONIOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora