Desnudo mi razonamiento y veo este mundo al revés,
momentos esparcidos desordenadamente,
momentos hundidos entre llantos triviales y los que tienen en su conciencia un por qué,
justos,
con demasiada razón de ser.
Es nuestra tragedia junta,
en tan corto tiempo,
éste torpe amanecer con lágrimas, cayendo sin aviso
y dibujando incertidumbre en la ventana rota de mi rencor
y a su vez tratando de juntarse entre si,
con aquel dolor hiriendolas, atormentadas por ese posible amor que pudo ser,
tuyo, mío, nuestro.
No fue el mejor poema,
aquel poema que planeamos un día,
es cierto,
aquel que escribimos juntos en nuestros sueños no era igual,
éste era barbaro
y traía en sus versos la fatal composición de algún veneno tóxico, letalmente tóxico,
cada letra puesta sobre la inconsciencia iba matando nuestra ilusión,
poco a poco,
perdiendo aquel entendimiento humano
y con odio nos fuimos al traste con nuestra cordura,
arruinando lo que el universo planeó en una noche sin estrellas
y ese beso estúpido que quiso juntarnos sin precaución,
torpe,
inocente
y sin maldad.
No había una tilde sobre mi corazón herido,
había perdido su fuerza, transformándose suspensivamente en punto,
para dejar un eco al final de este escrito,
este escrito nuestro,
melancólico, triste, sin esencia,
un poema tan extraño, tan trivial y torpe,
nuestro poema,
el poema que escribimos juntos.
Isayo
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POESIA ERÓTICA Y OTROS DEMONIOS
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