Suele ser mágico nuestro amor,
y tan predecible nuestro enorme sentimiento,
nuestro idilio,
aquel gusto por acompañarnos, por amarnos,
por entendernos,
por preferirnos .
Suele ser así nuestro enorme amor,
y si discutimos,
suele ser más mágico nuestro reencuentro,
lunático a ratos,
cósmico,
propenso a convertir nuestra piel en una cobija de nuestros gustos,
de nuestra necesidad de consentirnos y la voluntad humana de hacer propia la voluntad del otro,
sin vulnerar su ansiedad,
ni negar fríamente su deseo,
suele ser mágico nuestro amor.
Tú,
mi mujer de letras,
de páginas enteras,
mi libro expresivo,
mi enciclopedia,
mi didáctica maestra de este amor divino,
fiel,
infinito,
puro...
Suele ser mágico nuestro amor,
porque nos amamos incansablemente,
nos conquistamos sin límites, día a día,
y nos entregamos sin reservas,
total,
sin egoísmo.
Aislados de la incertidumbre
y el bullicio de la envidia,
sin estados alertando de nuestra felicidad,
ni redes confesando este amor,
así suele ser de mágico lo mío,
lo tuyo,
lo nuestro;
este amor infinito,
este amor puro,
divino,
fiel,
cósmico,
este amor mágico.
Isayo
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POESIA ERÓTICA Y OTROS DEMONIOS
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