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Este capítulo tiene contenido 🔞


¿Cuál sería el precio por tocar su piel? ¿Cuánto debería pagar por cada beso? ¿La vida le alcanzaría para cancelar su deuda?

La parte consciente del pelinegro suplicaba un poco de piedad, estaba siendo embriagada por el aroma del ser magnífico que engullía fervientemente su falo sin cansancio, logrando que este fuera a un viaje exprés hacia la locura.

—Mmmg...—El menor mordía su labio inferior buscando mantenerse cuerdo y no terminar por embestir la boca de Jimin con toda la fuerza que tenía.

El pelirosa subía y bajaba sin piedad de su propia garganta derramando lágrimas que, lejos de incomodarle, le fascinaban.

Meterse un pene a la boca no era algo que disfrutara en absoluto, pero esta vez lo estaba disfrutando tanto que su cuerpo temblaba mientras sus manos se ocupaban de los testículos del menor y sus labios abultados se restregaban por toda su extensión.

Su lengua tomó protagonismo cuando inició el espectáculo de limpiar cualquier gota de líquido pre seminal que saliera del contrario.

—¿Te gusta?—musitó dejando un beso húmedo la punta del glande.

Jungkook asintió instantáneamente y algo en él se desconectó al verle sonreír con dulzura.

—¿Qu...?—tomó con una mano su propio miembro y con la otra jaló del cabello al pelirosa enterrándose todo lo posible dentro de su húmeda y cálida boca.

Dio tres estocadas y luego lo soltó escuchando a Jimin toser e intentar recuperar el aire.

¿De dónde nacen los gustos y preferencias?

Exponernos a diversas situaciones y panoramas fuera de lo común nos ayuda a descubrir nuevos placeres que endulzan la vida, como si se tratase de un cubo de azúcar en un mundo lleno de sal.

Un precioso rostro completamente rojo y no precisamente por vergüenza hizo toda su sangre fuera directamente a la parte de su cuerpo que se encontraba expuesta y seguía siendo atendida por Jimin aun cuando solo hace unos segundos luchaba por retomar su correcta respiración.

—Dios, no creo que pueda aguantar. ¿Tienes lubricante?—preguntó el pelirosa con los labios pegados al glande del menor sin pena alguna.

—No, pero sé que hacer.

Tomó de la muñeca del mayor y lo levantó para lograr acomodarlo como deseaba.

Con el pecho y las rodillas apoyadas en la cama, Jimin tuvo que buscar un lado cómodo para recargar su cabeza sin dolor y así mismo poder ver de vez en cuando las eróticas expresiones de Jungkook.

—¿Estás seguro?—preguntó esperando un si por respuesta, pero fue mucho mejor, no respondió con la boca o tal vez si, pero sin palabras.—¡Oh! ¡No lo hagas desde el inicio! ¡Es... mierda, espera!

—¿Mmm?—en ningún momento se alejó un milímetro, decidió responder emitiendo algunos sonidos mientras se encargaba de prepararlo con su lengua y su rostro enterrado en el trasero de Jimin quien disfrutaba de la sensación tanto que temía olvidar la forma de respirar.

El interior de Jimin era penetrado sin control mientras las grandes manos de Jungkook estrujaban sus nalgas sin piedad hasta que sus piernas perdieron fuerza y cayó a la cama.

—¡Está bien, estoy listo!—exclamó emocionado, volviendo a su posición anterior.

—Creo que deberías...—señaló la cabecera de la cama y entendió a lo que Jungkook se refería.—...si, justo así. Muéstrame Jimin, ábrete para mí.

Que tu cama sea mi hogarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora