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Tocó dos veces la puerta y escuchó un «pase» que le dio la libertad de entrar a la habitación de su maestra.

—Buenas tardes.—saludó haciendo una reverencia que esta correspondió.

—Siéntate donde quieras, supongo que Taehyung ya te comentó lo que sucede.—dijo acomodando unos cuantos papeles en una estantería.

—Quiero ser libre.—declaró el pelirosa con firmeza y la mujer río divertida ante la seriedad con la que lo había anunciado.

—¿Esta no es la segunda vez que me lo pides? Conoces la respuesta, cariño.

—Le he dado mi vida entera y he estado a su disposición.—insistió—Hice todo aquello que me enseñó y traté bien a cada cliente que atendí por ocho años.

Sus tacones golpeaban la madera vieja del piso creando un «toc, toc» que le producía escalofríos.

—¿Sabes por cuantos años trabajé yo?—preguntó desafiando al chico, de todas formas esto no quebraría su voluntad.

—Ni en el doble de años logró cobrar lo que yo por hora.

La belleza de Jimin no era lo único que lo llevó a ser el favorito de la casa Gold.

Jimin era imponente, fino, delicado y también fuerte. Una persona perfecta a la vista, un digno orgullo de la casa que lo acogió desde pequeño, la mejor inversión.

Aún sin humillarse ante nadie, su trato era especial, pero el dinero es lo único que todos pueden amar. Hasta el precioso y adorable Minie tuvo que sufrir en manos de sujetos desagradables.

Contrario a lo que pensó, las repercusiones fueron todas para él.

Una pequeña cicatriz en su párpado móvil era la única evidencia de la masacre que recibió de parte de un hombre que intentó dominarlo al punto de humillarlo y degradarlo, pero como era de esperarse, este no se dejó hacer y luchó hasta que pudo escapar después de golpearlo con una pieza de cerámica en la cabeza y arrastrarse hasta la puerta para pedir ayuda.

¿Y qué castigo recibió ese hombre atroz?

Ninguna que sea merecedora a lo que hizo. La casa Gold solo le prohibió la entrada por un par de años y tocar a Jimin de por vida.

No podía comprar un solo segundo de su tiempo, pero al pasar el tiempo determinado este volvió a ser atendido por los demás con o sin su consentimiento, así le tuviesen miedo, ellos debían cumplir.

Claramente, un golpe más y sería completamente expulsado, pero aún con la repulsión que todos sentían por él, varios pasaron la noche con él y nadie hizo absolutamente nada por evitarlo.

—Tienes agallas.—contestó la mujer sentándose en su cama.

—Tengo razones suficientes para querer emanciparme. Usted dejará en manos del inepto de su sobrino todo esto y yo no pienso ser tratado como animal después de todo lo que me esforcé para llegar a tener un buen trato, sin olvidar que este lugar ha ganado mucho más dinero durante estos años con Taehyung, Roun, Seowoo, HaYoon, Yeyun y yo que en todo el tiempo que llevan trabajando.

Cinco chicos que en lugar de lamentarse decidieron aceptar su destino y buscar la tan ansiada comodidad, sacrificando su dignidad a cambio de un poco de libertad para ellos mismos.

—No olvides el incidente del bebé.—Jimin arrugó la nariz con molestia.

—Eso no sucedió intencionalmente y pagué con dinero y trabajo por lo que hice aún sabiendo que no fue mi culpa.

El ambiente se hizo pesado, pero la mujer estaba demasiado cansada como para seguir discutiendo.

—¿Tan rápido crees que moriré?—preguntó buscando conectar su mirada con la del menor.

Que tu cama sea mi hogarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora