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Su primer impulso fue negarlo todo, Jimin debía decir la verdad.

—No es cierto, no recibí un solo centavo, jamás me acosté contigo por dinero y tampoco lo hice por venganza o despecho.

Pero eso no fue lo que pasó.

¿Qué ganaba diciendo la verdad? Mantener a ese hombre atado de pies y manos a si mismo mientras él no sería dueño de su cuerpo jamás.

—¿Vendiste tus propiedades?—fue lo que preguntó en reemplazo.

—Lo hice.—respondió el menor con seriedad, aunque sus ojos le rogaban en un susurro silencioso que desmintiera todo lo que él le contó.—Ya no deseo seguir en ese lugar, pero no estoy seguro de que hacer.

—¿No se supone que te casarás con Jin?—el pelinegro negó.

—Esa no es la razón por la que lo hice. Tal vez busque un mejor lugar.—comentó acercándose al mayor.

—Supongo que esa es una buena razón, aunque de todas formas casarte con él era una buena opción, vivirías mejor.

Los nervios se le pusieron de punta cuando este tomó su mentón, haciendo que sea imposible no cruzar sus miradas.

—Dime que no es cierto.—pidió, pero Jimin retrocedió rápidamente sin responder.

—¿Pagaste con el dinero de las ventas?—preguntó acercándose al refrigerador para sacar una botella de agua.—No creo que seas tan idiota de gastarlo en un lugar como este, no vale la pena.

El líquido erradicó la resequedad en su garganta, pero no la incertidumbre de estar siendo interrogado por aquel hombre.

—Claro, dijiste que no necesito pagar por favores sexuales.—repitió lo dicho por el rubio.—Esto no aplica contigo, ¿cierto? Por ti debo pagar una tarifa muy elevada, pero no pareces estar haciendo bien tu trabajo.

Jimin alzó la vista, indignado ante las palabras del menor.

—¿Qué dijiste?—preguntó incrédulo.

—Tu silencio solo confirma que recibiste dinero de parte de Jin.—Su lengua picaba por soltar rienda a todo lo que tenía que decir, sus manos se temblaban y una de sus piernas comenzó el toc - toc, con el taco del zapato buscando calmar un poco su ansiedad.—¿Cuánto recibiste? ¿Puedes decírmelo? ¿Sacaste un aproximado de acuerdo a las veces que te acostaste conmigo o por hora? ¿Cuánto dinero te debo?

Mientras preguntaba se acercaba más y más hasta que lo tomó de los hombros para buscar una respuesta, pero este solo se mantenía callado.

—¡Responde de una maldita vez, Jimin! ¿Tienes una idea exacta de cuánto maldito dinero te debo? ¡¿También debemos contar el tiempo que pasamos juntos y los besos?!

—¡No!—exclamó cansado tratando de zafarse de su agarre, pero Jungkook era más fuerte.

—¡¿Qué quieres decir con "no"?! ¿Eso lo consideras como cortesía?—Terminó por empujarlo y dándose la vuelta se tomó del cabello intentando calmarse.—¿Por qué no me lo dijiste? Si todo tenía un precio, yo pude haberte pagado, aún con la maldita vergüenza y el dolor de no significar nada para ti. ¡Ten el puto valor de mirarme a la cara, por Dios!—gritó y este levantó la vista, sintiendo las lágrimas llegar.—¿Te parece correcto pedírselo a alguien más?

Si esto iba a terminar aquí, Jimin eliminaría toda posibilidad de volver a verse. Mientras más doloroso y más decepcionante, mejor.

Definitivamente, el dolor de saber que estaría atado de por vida, nubló su mente.

Que tu cama sea mi hogarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora