Jimin se levantó temprano para hacer el desayuno y llevárselo a la cama.
Jungkook se encargaba de mimarlo y tratarlo como un pétalo de flor al despertar después de las noches extensas de sexo, era completamente lógico que tuviese algún detalle para agradecer su confianza y su afecto.
A estas alturas ninguno podía fingir no sentir más que atracción sexual. Los compartían días y noches en los que se comportaban como una pareja común, a diferencia de que sus labios estaban sellados cuando de sentimientos se trataba.
Terminó de preparar todo y lo llevó a la habitación donde el menor se restregaba los ojos con una enorme sonrisa de satisfacción al ver por fin al pelirosa acercarse a él.
—Si no hubiese escuchado todo el ruido de la cocina, pensaría que te fuiste después de robarme la inocencia.—comentó acomodando una almohada atrás de su espalda para poder sentarse en la cama.
—Esta debería ser una mañana romántica y has destruido en ambiente con unas cuantas palabras.—soltó el pelirosa fingiendo frustración dejando la bandeja de comida en la cómoda cerca aún lado de la cama.
Jungkook rio divertido y estiró su brazo tomándolo de la muñeca y arrastrándolo de nuevo a la cama.
—Perdón, olvida lo que dije.—Las expresiones del menor, fingiendo inocencia, derretían su capacidad de razonamiento.
—He preparado el desayuno.—comentó subiéndose a horcajadas su encima.—¿Deberíamos comer aquí?—preguntó besando su cuello mientras lo abrazaba el contrario acariciaba los laterales de su cintura.
—Tenemos dos opciones. Me dejas comer primero...—contestó el pelinegro presionando sus glúteos.—...o lo hacemos juntos.—Terminó señalando a la bandeja de comida.
Jimin lo pensó un momento y luego asintió dándose una respuesta a sí mismo.
—Opción uno.
La gran sonrisa del menor parecía no caber en su rostro, comenzaron a desvestirse del abdomen para abajo en un intento desesperado de ser lo más rápido posible porque el deseo sexual aumentaba y sus pieles subían de temperatura por segundo.
Al estar listos, Jimin volvió a su posición inicial, rozando su trasero desnudo sobre el pene completamente erecto del menor, comenzando el vaivén que los volvía locos.
Cada vez se presionaban más hasta que fue imposible continuar de esa manera y se levantó alzando sus caderas para penetrarse a su mismo, disfrutando de la sensación de ser llenado por completo.
—Definitivamente, esto es mejor.—susurró el pelinegro abrazando su cintura con su brazo izquierdo, mientras tanto, su mano derecha acariciaba la unión de sus cuerpos, logrando hacer que Jimin perdiera la noción del tiempo.
Tenerlo entrando y saliendo una y otra vez era placentero, pero presionar esa parte sensible mientras lo hacían, era exquisito.
Continuaron por un largo rato hasta que Jungkook terminó eyaculando en su interior y Jimin manchó todo su abdomen.
—Perfecto, creo que debemos limpiar antes de desayunar.—comentó el menor abrazando el cuerpo que se había lanzado sobre él por el cansancio.
—¿Te levantarás o por primera vez desde que nos conocimos dejarás que sea un adulto responsable y me ocupe de mi propio aseo?—preguntó haciendo reír a Jungkook.
—Ayer te dejé serlo.—refutó de inmediato.
—Tal vez porque no podías levantarte de la cama.
Una guerra de miradas comenzó en la que solo uno sería el ganador, pero Jungkook definitivamente perdió cuando el pelirosa abultó sus labios.
—Bien, de todas formas aún duele.
Una hora después y con el estómago lleno se alistaron para ir al taller, Jimin llevaba un par de abrigos gruesos impermeables porque su intuición le decía que llovería y aunque el contrario no le creía, no se resistió a dejarle llevar los abrigos.
—Realmente no sé por qué te hago caso.—murmuró tomando su mano.
—No perdemos nada llevándolos.—Jimin escuchaba todo aun si este hablaba lo más bajo posible.
—Si, pero solo es carga innecesaria.—replicó.
—¡Deja de quejarte! ¡No estás llevando los malditos abrigos, idiota!—exclamó el mayor cansado de sus comentarios desatinados durante todo el camino.
—¡Aun así! ¡Verlos me molesta!—El drama estaba siendo escuchado por varios transeúntes.
—¿Qué mierda? ¡Entonces, cierra los putos ojos!—gritó logrando llamar la atención de una mujer que tapó las orejas de su pequeño hijo.
—¡Cierra tú la puta boca! ¡Jodido imbécil! ¿Acaso tu culo pronostica el clima?
Todo esto lo decían tomados de las manos.
—Me lo dice lo que te metí ayer.—Golpe bajo.
—Qué coincidencia, lo que te metí hoy me dice que eres un jodido lunático.—Golpe doblemente bajo.
—¡Si soy un jodido lunático, tú eres un maldito enfermo!
Los gritos cada vez se escuchaban mucho más y continuaron su camino gritándose e insultándose con las manos entrelazadas, como si sus cuerpos no participaran de la discusión.
—Tú, soberano hijo d...—la mirada de Jimin cambio de dirección.—Koo, ¿Quieres comer pastel de manzana?—preguntó casualmente.
En la vitrina de una panadería y pastelería, un delicioso postre llamó su atención.
—Sí, quiero.—respondió de inmediato y Jimin lo dirigió a la entrada del lugar olvidando su discusión anterior.—Compremos pan también, quiero hacer sándwiches al regresar a casa.
—Si es que quedan porque durante la tarde me los terminaré todos.—bromeó el pelirosa pegando su rostro a la vitrina.
—Entonces, deberíamos asegurarnos de comprar los suficientes.
Durante la tarde, como de costumbre, Jimin durmió después de leer un párrafo de las revistas y Jungkook trabajó en sus pendientes.
Hacer ruido con las herramientas no era importante, ya había aprendido que tenía un sueño profundo, lo que le daba ventaja para trabajar a gusto, sin preocupaciones.
Al taller llegaron un par de hombres a dejarle sus autos para unas cuantas revisiones. Horas después llegó un auto que se había descompuesto en medio del camino y una grúa lo llevó al taller junto con el propietario para que pudiese arreglarlo.
Tener trabajo era algo de lo que no muchos disfrutaban en esos tiempos, y se regañaba a si mimo por sentirse estresado con solo tener en cuenta todo lo que debía hacer durante el día, pero no podía dejar de pensar en quedarse un momento más en su cama, abrazar al bulto que dormía plácidamente en la caseta y descansar.
Solo tenía un día libre y si faltaba uno más, el dinero no alcanzaría y aunque Jimin aportaba con dinero también, no podía dejar de sentirse insuficiente para él.
En esos momentos la idea de casarse con Jin era tentadora, tener posición y una mejor vida, algo que ofrecerle al mayor, pero sin libertad tampoco podría ser nadie.
—¡Koo!—Un grito proveniente de la caseta lo alarmó y se apresuró a llegar para saber lo que sucedía.
—¿Pasó algo?—preguntó asustado, observando las lágrimas del pelirosa aún con el rostro adormilado.
—Solo tuve un sueño triste.—susurró abriendo los brazos para que este lo consolara y así sucedió.—Te ibas lejos, decías que ya no me querías, que te habías aburrido de mí. Eso fue muy doloroso, eres un idiota.
—Pasaste de sentirte triste a enojado en un segundo y creo que no tengo la culpa de tus sueños extraños. Yo no me aburriría de ti y te voy a querer siempre.
—Yo también.—respondió Jimin escondiendo su rostro en su cuello.
No se percataron de lo que decían, solo soltaron lo que su corazón decidió que sería prudente, la verdad.
Se querían.
ESTÁS LEYENDO
Que tu cama sea mi hogar
FanfictionEn un mundo donde hasta respirar tiene un precio, amar es un privilegio que no muchos pueden pagar. Pasar la noche con aquella belleza deslumbrante que nunca tuviste derecho a mirar, es un sueño completo. Tan adictivo como suicida, algo que para alg...