Las seis de la tarde llegaron más rápido de lo que pensaron. Durante el día se divirtieron haciendo bromas y conversando sobre temas sin importancia, mientras uno hacía su trabajo y el otro tonteaba con las revistas en su mano de las cuales solo leyó una página porque en esta salía él.
—Entonces, esta es la famosa revista.—mencionó haciendo que Jungkook alce la vista hacia donde estaba.
—Es antigua, pero fue por la que me enteré de tu existencia. Ahora todo lo publicitan por redes, pero nada como tener una algo en físico.
—Alma de coleccionista.—comentó el pelirosa cerrando la revista.
—Bolsillo de mendigo.—Los dos rieron volviendo a lo que hacían. Uno bajo un auto y el otro descansando en el mueble dentro de la caseta.
Comieron algo más antes de salir y aunque Jungkook estuviese sucio y desarreglado, a Jimin no le importó tomar su mano durante todo el camino al bar.
Cuando llegaron al lugar, caminaron una cuadra más allá hablando sobre trivialidades mientras esperaban al auto que llevaría al mayor de vuelta.
—Definitivamente, el color morado es precioso.—comentó Jungkook alzando la vista al cielo.
—Es lindo, pero me gusta más el rosa.—replicó Jimin señalando su cabello.
—Si lo dices por como te queda a ti, es imposible tener un favorito. Estoy seguro de que todos los colores se te ven fascinantes.
—Me asusta pensar que lo dices completamente convencido.
Los dos rieron afianzando más el agarre de sus manos y el taxi llegó, pero esta vez no se soltaron ni se separaron de inmediato.
—No llores en mi ausencia. Volveré pronto.—bromeó el mayor.
—Está bien, esperaré a que regreses.—contestó Jungkook, acercándose intentando no manchar la ropa del contrario con sus manos, pero para este no era importante algo sin valor como su vestimenta. En su habitación tenía suficiente.
Lo abrazó con fuerza para luego separarse y dejarle un beso en los labios lo suficientemente dulce y cálido como para que el menor espere por su regreso.
—Hasta pronto.—fue lo último que escuchó del pelirosa, quien se subió al auto de regreso al burdel.
Un minuto después de estar parado con una mano alzada, decidió moverse por fin en busca de algo de beber.
—¡Hey, hasta que por fin entras!—bromeó NamJoon en la barra saludando al menor.
—Hola, vine para que te burles de mí con el trago que pediré.
El contrario rio sirviendo poco de vodka en una copa para un cliente.
—Hermano, ese es un refresco. No lo consideramos precisamente un trago.—continuó con el chiste hasta que su rostro cambió de expresión a una un poco seria que alarmó al menor.—No es prudente que sigas frecuentando a ese chico.
Jungkook se notaba confundido ante lo mencionado.
—Sé que puede ser precioso y deslumbrar con su belleza; sin embargo, trabaja en un prostíbulo, de categoría, pero prostíbulo al fin. ¿Lo entiendes?—preguntó y su incomodidad subió a niveles muy elevados.—No sé cómo le estés pagando por el servicio, aunque no vale la pena endeudarse por nadie.
—Creo que no deberías meterte en asuntos que no son de tu incumbencia. Jimin no es un objeto y no me ofrece ningún tipo de servicio.—Cerró los ojos intentando calmarse. Inhaló y exhaló dos veces antes de continuar.—Nosotros pasamos tiempo juntos, siendo dos personas tan comunes y corrientes como cualquier otra. No es necesario que nadie interfiera en ello ni me dé consejos sobre cómo llevar mi vida.
Namjoon entendió el punto del contrario, había sido grosero al comentar aquello.
—Está bien, me disculpo por lo que dije.—Entregó un vaso al menor y sirvió de aquella bebida que pidió en la otra ocasión.—Aun así, sé que te gusta demasiado porque pude percibirlo en las dos ocasiones que vinieron a parar afuera y nunca entraron.
Suponía que los había visto.
—No es algo fuera de lo común.
NamJoon rodó los ojos.
—Escuché que recientemente subieron su tarifa.—comentó haciendo que este se interesara en lo que diría.—Sabes lo que significa, ¿cierto?
Negó con la cabeza intentando buscar una respuesta o alguna hipótesis.
—No entiendo a qué te refieres.—confesó.
—Existen dos razones por las cuales las casas suben las tarifas de pago.—Alzó el índice con determinación.—¡Uno! Dinero, al ser Jimin la cara de esa casa, su tarifa debe ser digna de ello y con solo un cliente pueden cubrir lo que otros en toda una noche.—Al menor se le revolvió el estómago.—¡Dos! Porque desean deshacerse de ellos de una u otra forma.
—¿Qué dices?—preguntó confuso.
—Se sabe que cuando las casas adquieren atención gracias a una sola persona, esto trae muchos visitantes, pero también peligra su rentabilidad porque estos no quieren a nadie más y bajar las tarifas puede ser un gancho, pero también genera muchas pérdidas. Aún teniendo un catálogo completo de chicos y chicas, ellos solo van tras el ansiado premio mayor. Entonces, para equilibrar las cosas hay que cometer sacrificios que pueden perjudicarlos o beneficiarlos.
Eso sonaba muy contradictorio.
—¿Tratan de volver a Jimin inalcanzable?—NamJoon rio divertido.
—Puede tratarse de eso, sí. Muchos se desaniman al escuchar el precio de lo que desean adquirir, pero falta algo más.—Caminó hacia la otra encimera que tenía atrás suyo y tomó una botella.—No sé si lo sabes, pero hay dos maneras de ser libre en sus casos. La primera es si es que milagrosamente deciden liberarlos a lo que se le llama emancipación y la segunda es siendo comprados por alguien más.
—¿Me das un par de botellas de Soju?—preguntó un señor, algo ebrio que venía de una mesa llena de otros tipos en el mismo estado y NamJoon accedió entregándoselas.
—¿En qué estaba?—preguntó después de que este se fue.—¡Oh, si! Al ser un chico el cual solo personas con mucho dinero pueden tener, la posibilidad de ser comprados por uno de ellos aumenta en un 70% y estas compras no son para nada baratas. Como comprenderás, el pago debe ser muy alto para que una casa suelte a su mina de oro.
Las recientes declaraciones del barista no dejaban de atormentar su mente.
—¿Y luego qué? ¿La casa vuelve a ser irrelevante?
—Por supuesto que no, eso es publicidad gratuita, como una subasta.—corrigió.—A otras personas les daría curiosidad saber si hay más lindos ejemplares y todos saldrían ganando menos Jimin. Si lo compran será el objeto sexual de una persona que tendría la completa capacidad para hacer y deshacer con él cuando, donde y como quiera.
—¿Jimin sabe de esto? ¿Puede hacer algo para negarse?—El rostro de NamJoon le dio la respuesta.
—Él sabe, estoy seguro de que lo hace y tal vez es por esa razón que va hacia ti.—supuso acariciando su mentón.—La vida en el burdel es horrible, pero el destino después de ser comprado como un pedazo de carne es peor y está buscando ser feliz un poco antes de que suceda.
No podía creer que a Jimin le pasaría eso, se negaba a ello.
—No lo pienses demasiado, quizás solo estoy siendo pesimista y desean ganar un poco más. Aun así, no todos los compradores les dan malas vidas, algunos los tratan con amor, seguramente unilateral, pero lo que importa es que los traten bien.
Demasiado tarde, Jungkook ya estaba enfrascado en ello.
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Que tu cama sea mi hogar
FanfictionEn un mundo donde hasta respirar tiene un precio, amar es un privilegio que no muchos pueden pagar. Pasar la noche con aquella belleza deslumbrante que nunca tuviste derecho a mirar, es un sueño completo. Tan adictivo como suicida, algo que para alg...